Una semilla casi siempre tiene un tamaño pequeño. A veces, es llevada por el viento y se aloja en algún rincón del jardín o del patio. Otras, vienen agarradas en el pelo de algún animal o en el dobladillo del pantalón, caen en cualquier espacio con tierra y le dan origen a una mala hierba. Dependiendo de la hierba, ocupa todo, le hace mal a las otras plantas del lugar, le roba el sol que era para ellas, absorbe los nutrientes del suelo e incluso las mata.
Si es una enredadera, trepa las paredes, las rejas, los portones, los techos y, cuando se da cuenta, ya invadió toda la casa. El lugar, que tenía la apariencia de un hogar, ahora tiene de ruinas.
Así son aquellos problemas que tenemos y creemos que no harán ningún mal, porque están tan enredados en nuestras vidas que nos hacen creer que son parte de nuestra existencia. En realidad, no lo son.
Y esas “semillitas” que comienzan pequeñas, se convierten en sentimientos y actitudes nocivas, monstruosas, que se apoderan de todo y minan las fuerzas que usamos para nuestro desarrollo psicológico y espiritual. Sepa cuáles son algunas de esas semillas peligrosas, según el obispo Júlio Freitas:
Miedo – Preocupación excesiva por el futuro (cercano o no), falta de coraje para enfrentar desafíos, personas, el mal, las limitaciones e incluso de tener recaídas por las cosas del mundo que fueron dejadas atrás justamente porque usted quiere ser una nueva criatura. El miedo lo traba, detiene su vida.
Rencores -Si no logra perdonar a alguien que lo entristeció o decepcionó – incluso puede ser a usted mismo-, como dice el dicho, es “tomar veneno esperando que el otro muera”.
Malos ojos – Quien ve solo el lado negativo de las personas, situaciones y cosas, termina viendo, como en un espejo, su propio lado malo. Por eso vemos personas siempre aisladas. Deje de ser una persona pesimista antes de que usted mismo se convierta en una persona así.
Conformismo – Dejar de hacer hoy lo que está a su alcance, posponer, es la razón de que nada diferente suceda en su vida. Por lo tanto, no sirve reclamar.
Orgullo – ¿Vio aquella persona que nunca está equivocada (según ella misma)? ¿No quiere escuchar, cree que no necesita aprender nada nuevo, porque ya es “maestro” en el tema? Eso es arrogancia. Quien piensa que sabe todo no evoluciona ni deja que los otros evolucionan, porque aleja a todos y genera antipatía. Las personas así tienen dificultad para trabajar en equipo.
Rebelión – En otras palabras, se puede llamar desobediencia. Y, cuando es en relación a Dios, espere todo, menos cosas buenas para su vida. Si usted Lo rechaza y rechaza Su dirección y Su palabra, está imitando a cierto ángel que un día se rebeló y decidió pensar que era “algo”, actuando por su cuenta.¿Es necesario decir cuál será su destino?
Deseo de venganza – ¿Quiere que alguien pague por el mal que le hizo o por dejar de hacer algo bueno? Va a ser un eterno amargado. Y, si piensa que tiene derecho de venganza, está equivocado, porque usted tampoco es perfecto. Y hay otro dicho para eso: “¿quiere vengarse de alguien? Cabe dos sepulturas” – una para él y otra para usted.
Dudas -¿No siente firmeza en usted, en otras personas o en Dios? ¿Subestima sus deseos y sueños? Como dijo el obispo Júlio: “Todo se construyó creyendo y se destruyó dudando”.
Envidia – Si usted se compara todo el tiempo con los demás, es porque tiene baja autoestima. Así, pierde el foco de sus talentos y cualidades, y no los perfecciona. Después se pregunta ¿por qué el otro es mejor? Porque él tiene el enfoque correcto en sus aptitudes y no pierde el tiempo comparándose.
Condenación – Condenar a alguien o a sí mismo es lanzar su existencia (presente, futuro y la propia Eternidad) en un calabozo oscuro. Es otra actitud negativa que apaga poco a poco lo bueno que hay en usted.
Hipocresía – ¿Mantiene una imagen de cristiano, pero solo piensa en sus propios intereses, manipula a las personas, genera discordia, desobedece, no practica la fe? No es más que un mentiroso. Punto.
Ingratitud – Si le falta gratitud hacia Dios, a las personas y a sí mismo, puede estar seguro: atraerá lo mismo y los demás serán ingratos con usted. “Aquí está el porqué deben ser arrancadas esas semillas”, dice el obispo Júlio, “porque las mismas no fueron plantadas por el Espíritu de Dios”.
Espero que usted que tiene una de esas semillas malignas las arranque de su interior ahora mismo, ahí donde se encuentra. El Señor Jesús dijo: “Toda planta que no plantó Mi Padre celestial, será desarraigada” (Mateo 15:13). El obispo aconseja: “vaya a un lugar donde pueda estar solo, tranquilo, hable con Dios en oración sobre esas semillas y arránquelas de su corazón y mente”. El momento es ahora.
Sepa más sobre este y otros temas espirituales en la Noche de la Salvación, que se realiza todos los miércoles a las 20h, en la Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070 o ingrese aquí para consultar la dirección de la iglesia más cercana a usted.
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