Una de las mayores necesidades que tiene el ser humano es la necesidad de afecto, de amor. En el caso puntual de la vida sentimental, algunos han intentado buscar ese amor en relaciones conflictivas que no funcionaron o en relaciones pasajeras que nunca tuvieron un futuro porque el amor no proviene de la otra persona, sino del interior de uno mismo.
El Espíritu del Amor necesita un espacio en su vida para actuar transformando su interior, dándole el equilibrio que necesita para tener una relación que le haga sentirse realizado, seguro y acompañado en todo. La Terapia del Amor promueve unas serie de encuentros para que usted que está enfrentando problemas en su pareja, que ha sufrido la pérdida de su pareja, que se ha divorciado, separado o que simplemente no encuentra a una persona con quien comenzar una buena relación aprenda a curar su interior para que el Espíritu del Amor le prepare para vivir una vida sentimental armoniosa.
Si usted quiere aprender más sobre el amor inteligente participe del próximo encuentro de la Terapia del Amor en Av. Corrientes 4070, Almagro. Su felicidad amorosa depende exclusivamente de su decisión.
“Sufría el rechazo constante y llegué a querer matarme”
Para Jezabel no fue fácil lograr la familia que hoy disfruta. Desde muy joven, creyó que no tenía sentido ilusionarse en encontrar a una persona que la amara y la respetara como se merecía:
“Me involucré con alguien que estaba en los vicios, en las drogas. Él no me trataba bien, era una más. Veía a mi familia unida y siempre soñé en tener lo mismo para mí. Él no me podía dar eso, yo sufría, me sentía menos que los demás. Tenía muy baja autoestima y llegué a querer matarme.
Arruiné mi juventud porque mi mentalidad había cambiado. No disfruté de mi adolescencia porque estaba mal, sentía que era una persona mayor. Sufría el rechazo constante, era como si no hubiera lugar en la sociedad para mí.
No proyectaba nada para el futuro, siempre pensé que iba a ser una mujer que iba a estar con diferentes personas, pero que nunca iba a conseguir mi otra mitad. Estaba descreída de alguna vez poder ser feliz en el amor.
Cuando empecé a participar de las Charlas de la Terapia, mi forma de pensar cambió y aprendí a confiar en mí misma. Me casé con un hombre que me complementa, formé una familia con él y si no hubiese tomado esa decisión creo que estaría perdida. Ahora sé que la felicidad existe, la vivo todos los días, gracias a Dios”.
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