Los que siguieron diariamente la novela “Moisés y Los Diez Mandamientos” pudieron notar la fe y la fuerza que muchos hebreos tuvieron para alcanzar la tan deseada libertad.
Pero, los últimos días un personaje de la trama llamó la atención: Miriam. Y cuando hablamos sobre ella rápidamente recordamos a aquella niña dulce y al mismo tiempo fuerte que siguió a su hermano Moisés en el cesto, cuando él era un bebé. Su madre, Jocabed, lo puso en el río Nilo para salvarlo de la muerte. La hija del faraón lo encontró y lo crió como si fuese su hijo, y fue la pequeña Miriam que se ofreció para encontrar una nodriza para el niño, ayudando para que la propia madre de Moisés lo alimentase diariamente, hasta que él esté fuerte y saludable.
Podemos afirmar que Miriam fue y es un buen ejemplo de fe y determinación; ella se dejó ser usada por Dios para cuidar y celar la vida de su hermano Moisés, que más tarde se convertiría en el libertador del pueblo hebreo.
Trabajar detrás de escena, al igual que Mirian, es la belleza del no reconocimiento de los hombres, lo que muchos lamentablemente aún buscan. Imagine lo que usted puede realizar por una simple actitud de acompañar a una persona para que conozca al Señor Jesús. Fue exactamente lo que Miriam hizo, ella se dejó usar por Dios para salvar la vida de Moisés y, podemos decir, del pueblo hebreo.
Sin embargo, así como todos nosotros, ella no era perfecta, y cuando Moisés se casó, Miriam y su hermano, Aarón, hablaron contra él. Esa fue, en realidad, una demostración de los celos que tenían de Moisés, ya que él era muy usado por Dios. Ella lo criticó de manera que desagradó a Dios.
Dios conoce el corazón de cada uno
Lamentablemente, existen muchas personas así, listas para hablar mal de un siervo de Dios. Aunque Moisés estuviese equivocado o ella desaprobase la actitud del hermano, Miriam no podría usar nada contra él. Dios conocía el corazón de Moisés, sabía que tenía un buen carácter y que Lo amaba por encima de todo.
Por causa de los celos, Miriam se enfermó de lepra y solo fue curada porque Moisés le suplicó a Dios.
En la novela, la lepra es una enfermedad en la piel, pero ¿cuántos no tienen enfermas las almas por no temer a Dios?
Dios reprende con amor, sin avergonzar a Sus hijos, enseñando y direccionándolos al camino correcto.
Si usted no desea convertirse en un leproso en el alma por causa de sus actitudes, aproveche la oportunidad y prepárese para participe del Ayuno de Daniel, para fortalecerse espiritualmente.
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