En toda Latinoamérica las tasas de divorcio han aumentado. En Ecuador, el número de divorcios ha crecido un 69% en 10 años, en Guatemala creció un 5%, en México un 15%, en Panamá y en Venezuela un 27%. Mientras que en Brasil creció un 45,6 %, en Argentina, una de cada tres parejas se divorcia y el 60 % de las rupturas es impulsada por las mujeres. Eso sin contar a todas aquellas parejas que “se separan” sin formalizar ese proceso en los tribunales.
Esos números son graves y demuestran que las personas no toman en serio al matrimonio. Muchos se casan sin la certeza de lo que están haciendo; otros creen que el divorcio es natural. Tan grave como esas dos actitudes, sin embargo, es quien se mantiene en una relación enfermiza, sin perspectivas de mejoras y sufriendo.
El Portal universal.org.ar seleccionó 5 síntomas de ese tipo de matrimonio. Esté atento:
1- Dependencia emocional
“Mientras usted dependa de los otros, nunca se sentirá bien consigo mismo, y siempre estará con aquella sensación de que no es la persona que debería ser.” Quien lo afirma es la escritora Cristiane Cardoso.
Según ella, amar a alguien es diferente a mantener una dependencia enfermiza. Cuando la persona no es capaz de tomar decisiones y actuar por sí misma o no es firme en sus propias decisiones, está renunciando a algo esencial para mantener un matrimonio: al amor propio.
La Biblia enseña a amar al prójimo como a usted mismo. Valorar más al otro que a usted mismo es un error que ocurre en muchas relaciones. “Para que usted deje de depender de los otros, usted necesita aprender a depender de Dios, pues solo Él nos da la capacidad para eso”, afirma Cristiane.
2- Depreciación
El primer síntoma, casi siempre, desemboca en el segundo. Cuando una parte de la pareja nota que la otra se desvaloriza, tiende a aprovecharse de la situación. Eso sucede por medio de chantajes emocionales, intimidación, control sobre todas las decisiones, entre otras actitudes sin respeto alguno.
“Hombres, y principalmente mujeres, sufren en relaciones abusivas así todos los días. Lo más intrigante, sin embargo, no es la maldad del agresor, sino la complicidad de la víctima. Es algo enfermizo, porque parece que ella no logra ver que se convirtió en la esclava del abusador”, afirma el también escritor Renato Cardoso.
Esté atenta a los ataques verbales y a la forma en como actúa el otro cuando quiere algo. No permita la falta de respeto.
3- Tolerar traiciones
“Una cosa es perdonar una traición cuando el cónyuge se compromete a cambiar, a abandonar el caso extramatrimonial que tiene; otra cosa es continuar con él sabiendo que las traiciones continúan, y él sabe que usted sabe que está siendo traicionada. Eso es señal de que él perdió completamente el respeto por usted”, explica Renato.
Especialmente las personas que sufren de baja autoestima suelen aceptar la infidelidad, engañándose a sí mismas al decir: “Esa fue la última vez, él va a cambiar.” Renato garantiza: “Sí, el cambio siempre es posible, y soy el primero en creer en eso. Pero no son el amor y la paciencia los que van a causar ese cambio. Perdonar al mentiroso y dejarlo sentirse la víctima no lo ayudará. Su mejor oportunidad de cambiar es sufrir las consecuencias de sus mentiras.”
4- Celos excesivos
Tener celos es normal. Lo que se escapa de la normalidad es actuar de manera enfermiza, especialmente sin que el otro dé motivos para eso. Si su compañero tiene comportamientos que lo llevan a sufrir por ese sentimiento, converse y encuentre una solución. Si los celos excesivos no tienen motivo de ser, participe inmediatamente en la Terapia del Amor en la Universal, y líbrese de ese mal.
“La persona solo tiene muchos celos en la relación cuando se cree inferior a las otras personas”, afirma Cristiane. “Mientras usted se sienta inferior, cualquier cosa o persona es capaz de tomar su lugar en el mundo.”
5- Agresión física
Ningún tipo de agresión está permitida en un matrimonio. Sin embargo, la agresión física exige más que una actitud inmediata, exige cuidado.
“Usted no puede esconder lo que él le está haciendo. Usted tiene que informárselo a un familiar o a la persona más cercana que puede ampararle, que puede ayudarle. Y después, usted tiene que informarle a las autoridades. Porque él tiene que responder delante de la ley por lo que está haciendo”, orienta Renato. “Si se arrepiente y quiere cambiar y salvar esa relación, va a tener que buscar ayuda, va a tener que buscar un tratamiento para gobernar los comportamientos agresivos. Buscar ayuda psicológica, emocional, espiritual, para que entonces pueda merecer una nueva oportunidad.”
En el caso que usted identifique cualquiera de esos comportamientos en su relación, lea inmediatamente el libro “Matrimonio Blindado”. No deje que un comportamiento abusivo destruya su vida.
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