Oiga, AHORA, la Voz del Espíritu
Mientras el Señor Jesús no completase Su Obra redentora, el Espíritu Santo no iba a poder venir al Mundo.
La misión de continuidad a la Obra de Su Hijo solo sucedería a partir de la ascensión de Jesús.
¡Entonces, sí! Los oyentes y practicantes de la Palabra de Jesús nacerían de nuevo y recibirían el sello del Espíritu Santo.
Cuando el Dios Hijo se sentó a la derecha del Dios Padre, siete días después de Su ascensión, Él cumplió Su promesa y envió a Su Espíritu sobre los discípulos.
El Pentecostés fue el principio.
El descenso del Espíritu Santo no sucedió con los miles seguidores de Jesús en aquellos días, como no sucede con los miles de millones de “cristianos” de hoy.
De los miles, solo 120 se mantuvieron firmes en la expectativa de la Promesa:
“He aquí, Yo enviaré la Promesa de Mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo Alto.” Lucas 24:49
La fe de los 120 que aguardaron la Promesa fue honrada.
La misma fe de los participantes del Ayuno de Daniel también será honrada.
Incluso porque, ¿acaso el Eterno no ve el sacrificio de los que creen en este Ayuno?
¡El Altísimo tiene más interés en vivir en nosotros, del que nosotros tenemos necesidad de Él!
Dios es Espíritu. Y como Tal, Él ansía hacer morada en el cuerpo de Sus hijos, para que, por medio de ellos, Se revele de forma gloriosa a los sufridos de este mundo.
Él dice:
“¿No es más bien el ayuno que Yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?
Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria del SEÑOR será tu retaguardia.” Isaías 58:6-8
Obs.:
En este exacto momento, mientras termina de leer este texto, busque un lugar privado y silencioso donde pueda estar a solas con Jesús.
¡Exija el cumplimiento de Su Promesa!
Y el Espíritu del Altísimo lo envolverá y usted será una nueva criatura.
¡Haga eso AHORA!
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