El Espíritu Santo promueve la transformación de vida de aquellos que se entregan completamente a Él. Quien Lo recibe, encuentra la paz, la bondad, la fe, la templanza y otros frutos. Por eso, aquellos que desean pertenecer al Señor Jesús necesitan “crucificar la carne”, como enseña la Biblia (Gálatas 5:24), y practicar las orientaciones de Dios por medio de la dirección del Espíritu Santo.
Lea el mensaje de hoy:
¿Cómo está siendo su experiencia del Ayuno de Daniel? Deje su comentario.
[related_post themes=”flat”]
[related-content]