La intoxicación es la entrada de un tóxico en el cuerpo en cantidad suficiente como para producir un daño.
Entendemos por tóxico a aquella sustancia que en una determinada concentración afecta el organismo de los seres vivos.
La intoxicación crónica se produce poco a poco, por lo que tiene un efecto tardío y deja secuelas que en algunos casos son permanentes. Como el caso por ejemplo de trabajadores expuestos a menudo a pinturas, plomo o goma a través de la manipulación continuada de los mismos en sus jornadas laborales.
La tecnología y el acceso a la información hacen la vida y el trabajo más fácil, pero, a la vez, dependiente y tóxico, sobre todo cuando se trata de redes sociales. Y poco a poco algunas personas se van intoxicando.
Ha sido comprobado científicamente que el uso abusivo de las redes sociales causa daños en el cerebro.
Dedicar más de dos horas al día a las redes sociales favorece el desarrollo de problemas psicológicos y un empeoramiento general de la salud. La investigación Behavior and Social Neteworking, afirma que las personas que pasan más de dos horas diarias en las redes sociales, son más propensas a sufrir enfermedades mentales como depresión o tendencias suicidas. El abuso de Facebook favorece los desequilibrios emocionales. Esta es un arma de doble filo para algunos, que han depositado en las redes su vida entera.
Las enfermedades relacionadas a la tecnología afectan aún más a los usuarios que publican y comparten cada momento de su vida en sus perfiles sociales con el objetivo de presumir de la cantidad de seguidores o “amigos” en Facebook, Twitter o WhatsApp, o, lo que es peor, con el fin de sentirse acompañados o solos de acuerdo a la cantidad de clics que ganan sus publicaciones. Este tipo de usuario entra en una realidad virtual en la que sus amigos no son de carne y hueso.
Los antídotos desempeñan una importante función en el tratamiento de las intoxicaciones. Y pueden devolverle la vida al sujeto intoxicado y estabilizar sus funciones orgánicas mediante un buen tratamiento para la eliminación del tóxico, contrarrestando los efectos nocivos de este.
Hay un antídoto ideal para la intoxicación de las redes sociales y para cualquier tipo de intoxicación provocada por el aluvión de informaciones actuales que dejan a la persona mareada tratando de asimilar y ponerse a tono con una realidad convulsionada que empeora cada día más: meditar en las cosas de la vida buscando la orientación que proviene de los pensamientos de Dios es el antídoto más eficaz y trae la sanidad completa del ser. Él guía y alienta y levanta al deprimido o al que se siente caído o abrumado.
Él es vida verdadera, no existe nada virtual en Su Palabra, Él es la más pura realidad.
Desintoxíquese, tome el antídoto de la Palabra de Dios y absorba Sus pensamientos.
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