Es común ver que las personas lleguen a la iglesia buscando el poder de Dios, por querer la cura, la prosperidad, la reconciliación familiar y demás.
Son personas que quieren resolver sus problemas, pero no quieren una relación verdadera con Dios, es decir, quieren las bendiciones, pero no quieren al que bendice.
Pero ¿los que ya están «convertidos», los que están en la iglesia solo para buscar el poder de hacer sus propias voluntades?
Digo esto porque las oraciones de muchas personas no pasan de una lista de deseos para imponer la voluntad humana sobre la Divina.
¿Nunca leyeron que la voluntad de Dios es buena, perfecta y agradable?
Por lo tanto, la antítesis es real: la voluntad humana es mala, imperfecta y desagradable.
Dios siente placer al cumplir Sus promesas y bendecir a Su pueblo, pero ¿acaso nuestro placer no está más en lo que Él tiene para ofrecernos que en el deleite por quién es Él?
Entonces, luchemos más, mucho más por el cumplimiento de la voluntad de Dios que por el poder de salir de los problemas y hacer o tener lo que queremos.
Obispo Júlio Freitas