Jesús nos comparó con ovejas. Siempre vemos eso, pero nunca nos detenemos a estudiar las características de una oveja. Quiero hablar de algo muy simple, pero esencial para nuestra vida con Dios.
Lo primero que necesitamos aprender es que existen muchos pastores por ahí que piensan que las ovejas son suyas. En un seminario, lo primero que deberíamos aprender es que eso no es verdad.
Las ovejas no les pertenecen a los pastores. Ellas tienen un dueño, un propietario que las ama, alguien que da su vida por las ovejas. Mientras los pastores no descubran eso, las divisiones en las iglesias serán constantes. Nosotros pertenecemos a Jesús, supremo Pastor, Aquel que dio la vida por nosotros, entonces no podemos sobrepasar esa línea.
Lo segundo es que necesitamos tener características de ovejas, no de macho cabrío, cobras o león. La oveja se parece a la oveja.
Queremos hablar de tres características importantes que podrán cambiar su vida y distinguir si usted es una oveja o un macho cabrío.
Recordando que, si usted no se encuadra en estas características, no es una situación desesperante, pues tenemos un Dios que creó todas las cosas, machos cabríos y ovejas, y Él puede muy bien transformar machos cabríos en ovejas.
1º – Dios creó a todos los animales. Todos ellos fueron creados con una defensa especial. La cobra, el perro, el león, todos tienen defensas, pero la oveja es el único animal terreno que no posee ninguna defensa, es totalmente vulnerable, está al final de la cadena alimenticia, no se defiende, no tiene habilidades de lucha.
Eso es muy interesante pues comenzamos a descubrir que somos totalmente dependientes de nuestro Pastor, totalmente dependientes de Jesús. Cuando la Biblia dice que Él dio la vida por Sus ovejas, es porque si alguien no hiciera eso todas las ovejas estarían perdidas, pues no tienen cómo defenderse solas.
Sería muy bueno si esa característica fuese evidente en nosotros, pues siempre queremos defendernos, siempre nuestra justicia propia quiere prevalecer, siempre creemos que tenemos la razón, y luchamos por eso hasta el fin. Eso sucede con todos nosotros. Muchas veces nos parecemos más a las cobras que a las ovejas, solo basta que alguien nos pise para que queramos picar, o picamos directamente. La Biblia dice que Él es quien nos defiende, quien nos protege. No podemos perder esa característica. Somos ovejas y no cobras. La Biblia dice que debemos lanzar sobre Él nuestras ansiedades pues Él nos cuida. Cuando nos defendemos, estamos diciéndole al Propio Jesús: ¡no Te necesito, Señor, Tu defensa no me sirve, Tus decisiones sobre mis problemas no son las mejores, Tú no sabes lo que es mejor para mí!
2º – La oveja produce lana todo el tiempo. Desde que nace, produce lana, cuanto más esquilada más produce, no deja estar haciéndolo, no necesita que nadie se lo diga, producir es algo natural, no necesita ninguna técnica nueva, simplemente produce, no se detiene, no depende de nada para eso. Ella está siempre generando algo, fructifica siempre. En otras palabras, ellas entienden el principio de rebosar, ganar vidas, hablar de Jesús, vivir Jesús, tomar iniciativa, no detenerse, no esperar que las cosas sucedan, hacer que las cosas sucedan.
Sus dones y talentos no lo sirven a usted, sirven a Dios y a los demás.
Quien piensa que es dueño de sus talentos está rotundamente engañado. Todo lo que Dios le dio es para generar más vidas, es para edificar el cuerpo de Cristo.
3º – Las ovejas no comen cualquier cosa, no se alimentan de porquería. ¿Usted sabe cómo son llamados los machos cabríos en el interior? Son llamados basureros de la región agreste, pues comen todo lo que encuentran, todo lo que parece ser apetitoso. Comen latas, comen plásticos, cualquier cosa. Una oveja come hierba, la hierba necesita ser nueva, necesita estar fresquita, necesita estar buena. No come cualquier porquería, no persigue a todo tipo de alimento, aparece una novedad allí y ya corre para ver qué es, ya quiere probarlo, ni siquiera sabe de dónde vino, no sabe quién lo produjo, no sabe si va a hacerle bien o mal, directamente lo come. Eso no es normal en una una oveja. Dios siempre tiene algo nuevo para usted, fresquito, pero solo existe una fuente, la Palabra. De una fuente no puede salir agua sucia y limpia. La Palabra solo tiene agua limpia.
4º – Mis ovejas oyen Mi voz, y Yo las conozco, y ellas Me siguen. Esta es la característica más importante de una oveja: Escuchar la Voz del Señor.
Un amigo estuvo en África y allí vio un gran lago donde muchos animales iban a beber agua.
De repente, llegó un pastor con unas doscientas ovejas y estas comenzaron a beber, después llegó otro pastor, entonces el hermano dijo: mi Dios, ¿cómo va a saber cuáles son las ovejas de él? Después llegó uno más, con una cantidad más de ovejas, entonces noté que los pastores se quedaron conversando, mientras las ovejas bebían. Poco tiempo después fue saliendo uno por uno, y las ovejas escucharon la voz de cada pastor llamándolas y cada rebaño siguió a su pastor, sin mezclarse.
Muchas veces escuchamos la voz de Dios, pero no la seguimos. Dios nos está gritando en nuestros oídos: “haz esto, ve allí, ven acá”, y no lo hacemos. Entonces no sirve simplemente escuchar. Muchos dicen “estoy esperando a que Dios hable conmigo”, y Dios ya está hablando, está usando esta palabra, está usando al pastor de la iglesia, está usando a un hermano, pero Él no toma una actitud, pues la persona está escuchando a la Voz de Dios, pero no está entendiendo, no la sigue.
Necesitamos ser conocidos por Él, formar parte de Sus ovejas. Él nos conoce, conoce todas nuestras características y muchas veces es necesario que tomemos ciertas actitudes para nuestro bien.
Seguir, no solo escuchar, sino conocer y seguir. El hijo de Dios no se confunde, él sabe, discierne. La Palabra dice que el espiritual discierne bien todo y él mismo no es discernido por nadie.
Esta última característica: Él sabía que sería difícil para nosotros, Él sabía que necesitaría hacer un sacrificio para que entendiéramos verdaderamente lo que Él quería de nosotros.
Angustiado Él, y afligido, no abrió Su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió Su boca. Isaías 53:7
La oveja es el único animal que no hace ruido para morir, no reclama cuando necesita ser sacrificada, no reclama por las circunstancias, no se enoja, no intenta huir.