Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 14
4 Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche.
2 Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: !!Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!
3 ¿Y por qué nos trae el Señor a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?
4 Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto.
5 Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel.
6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos,
7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena.
8 Si el Señor se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel.
9 Por tanto, no seáis rebeldes contra el Señor, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Señor; no los temáis.
10 Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.
Pero la gloria del Señor se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel,
11 y el Señor dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?
12 Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos.
13 Pero Moisés respondió al Señor: Lo oirán luego los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder;
14 y lo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Señor, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Señor, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego;
15 y que has hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo:
16 Por cuanto no pudo el Señor meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en el desierto.
17 Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo:
18 El Señor, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.
19 Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.
20 Entonces el Señor dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho.
21 Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra,
22 todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz,
23 no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá.
24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.
25 Ahora bien, el amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y salid al desierto, camino del Mar Rojo.
26 Y el Señor habló a Moisés y a Aarón, diciendo:
27 ¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan?
28 Diles: Vivo yo, dice el Señor, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.
29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí.
30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.
33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.
34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.
35 Yo el Señor he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán.
36 Y los varones que Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país,
37 aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante del Señor.
38 Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida, de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra.
39 Y Moisés dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se enlutó mucho.
40 Y se levantaron por la mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado el Señor; porque hemos pecado.
41 Y dijo Moisés: ¿Por qué quebrantáis el mandamiento del Señor? Esto tampoco os saldrá bien.
42 No subáis, porque el Señor no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos.
43 Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto os habéis negado a seguir al Señor, por eso no estará el Señor con vosotros.
44 Sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto del Señor, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento.
45 Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma.
Salmos 50
1 El Dios de dioses, el Señor, ha hablado, y convocado la tierra, desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
2 De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.
3 Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de él, y tempestad poderosa le rodeará.
4 Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
5 Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
6 Y los cielos declararán su justicia, porque Dios es el juez. (Selah)
7 Oye, pueblo mío, y hablaré; escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo.
8 No te reprenderé por tus sacrificios, ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí.
9 No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.
10 Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados.
11 Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.
12 Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud.
13 ¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos?
14 Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo;
15 E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.
16 Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca?
17 Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu espalda mis palabras.
18 Si veías al ladrón, tú corrías con él, y con los adúlteros era tu parte.
19 Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.
20 Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia.
21 Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
22 Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace, y no haya quien os libre.
23 El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios.
Isaías 3
1 Porque he aquí que el Señor Dios de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua;
2 el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano;
3 el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero, el artífice excelente y el hábil orador.
4 Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores.
5 Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble.
6 Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina;
7 él jurará aquel día, diciendo: No tomaré ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del pueblo.
8 Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra el Señor para irritar los ojos de su majestad.
9 La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. !!Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí.
10 Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos.
11 !!Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.
12 Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.
13 El Señor está en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos.
14 El Señor vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas.
15 ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, el Señor de los ejércitos.
16 Asimismo dice el Señor: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies;
17 por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y el Señor descubrirá sus verg:uenzas.
18 Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas,
19 los collares, los pendientes y los brazaletes,
20 las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos,
21 los anillos, y los joyeles de las narices,
22 las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas,
23 los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados.
24 Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.
25 Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra.
26 Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.
Isaías 4
1 Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.
2 En aquel tiempo el renuevo del Señor será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel.
3 Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes,
4 cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.
5 Y creará el Señor sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel,
6 y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.
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