La conductora de televisión británica Christoulla Boodram recibió, el 25 de marzo, el “Global Woman Award 2017”.
Chrissy B, como es públicamente conocida, conduce el programa “Chrissy B Show” – el único programa de televisión británico dedicado a la salud mental y al bienestar. El talk show utiliza historias reales para inspirar y motivar a personas para que alcancen sus sueños, además de ofrecer consejos de salud, fitness, nutrición de profesionales y mucho más.
Pero no es por casualidad que el programa aborda esos temas. La conductora sufrió durante varios años víctima de depresión y de síndrome de pánico, y hoy, completamente recuperada, utiliza el programa para orientar y ayudar a otras personas con su ejemplo de superación.
De Londres, capital inglesa, Chrissy, ahora de 43 años, nació en un hogar estructurado, con padres amorosos y económicamente estables. Tenía a disposición todo lo que un niño necesita para ser feliz. Pero no lo era. Algo en su interior no estaba bien.
“Muchas personas desarrollan problemas debido a algún tipo de trauma que pasaron. Pero yo tenía todo, una gran familia, una casa agradable, estabilidad económica, una buena educación – no había ninguna razón aparente para que yo tuviera ese tipo problema.”
Chrissy era una niña muy tranquila y le gustaba estar sola. Al contrario de su hermana, que era graciosa y extrovertida. Se volvió una joven tímida e insegura y, a los 16 años, desarrolló una fobia a la muerte. Fue cuando tuve el primer ataque de pánico. “Nunca me voy a olvidar de mi primer ataque de pánico. Temblaba incontrolablemente y gritaba por mi vida”, recuerda.
Los padres de Chrissy trataron de ayudarla de todas las maneras posibles. La llevaron a especialistas, pero, por ser muy joven, los médicos optaron por no utilizar antidepresivos durante el tratamiento y la dirigieron a hacer terapia. Sin embargo, las sesiones de asesoramiento, no surtieron ningún efecto para Chrissy, que pronto encontró una manera de abandonar el tratamiento.
En una búsqueda constante por la felicidad, ella intentó de todo: clubes para diversión, religión, velas, incienso, espiritismo, pero nada era capaz de aliviar el dolor que sentía en el alma. Por último, se sumergió en una infinidad de actividades físicas, realizaba entrenamientos pesados diariamente y conquistó una excelente forma física, sin embargo, en su interior continuaba siendo la misma persona deprimida e insegura.
El fondo del pozo y la cura
El peor momento de su vida fue cuando ella sufrió una terrible crisis de pánico y corrió hacia los brazos de su padre, que, sintiéndose impotente delante del estado de su hija, se expresó de tal manera que la dejó desamparada: “No sé qué más hacer. No sé cómo ayudarla.”
La desesperación y la tristeza del padre y del escuchar de su boca que no sabía cómo ayudarla, hizo que Chrissy se sintiera aún más desprotegida. “Si mi propio padre, que siempre tenía el mejor consejo, que siempre sabía qué hacer y siempre me protegió, no sabía qué hacer, entonces, estaba condenada.”
En el intento de amenizar el dolor de la familia, Chrissy comenzó a distanciarse de ellos.
“No quería causarles más dolor.” Hasta que ingresó a la universidad.
Allí, conoció a Michael, su actual marido. Al principio solo eran amigos, algunos años después, se pusieron de novios. Sin embargo, la relación se volvió obsesiva y agresiva. Las agresiones eran verbales y físicas también. A pesar de eso, se fueron a vivir juntos y las peleas se intensificaron aún más. Peleaban y después lloraban uno en los brazos del otro. “No entendíamos el motivo por el cual nos hacíamos tanto daño uno al otro.”
Después de 7 años viviendo el infierno de la depresión, de las crisis de pánico y, para empeorar las cosas, en una relación conturbada, ella finalmente vislumbró una salida para su sufrimiento al depararse con una Universal, en Brixton (distrito de Londres). A pesar de no haberse interesado nunca en ir a una iglesia, algo en aquel lugar llamó su atención. “Aquel lugar era diferente. Entré a la Universal, en Brixton, por primera vez aun temblando de un ataque de pánico de la noche anterior. Fui muy bien recibida y me sentí en casa inmediatamente. Honestamente, yo no sé a dónde estaría hoy si no fuera por el cariño, la paciencia y la perseverancia de los voluntarios de la Universal. Comencé a asistir regularmente y, a través de la ayuda práctica y espiritual, mi vida dio un giro de 180 grados. Increíble, desde la primera visita, nunca más tuve ataques de pánico.”
Chrissy finalmente estaba libre de la depresión, recuperó su autoconfianza, su autoestima y su vida sentimental fue transformada. “Nunca imaginé que podría ser tan feliz y exitosa. E hice de mi vida la misión de transmitirle esto a los demás.”
El “Global Woman Award”
Antes que nada, es necesario entender qué es la “Global Woman”: se trata de una revista de publicación mensual destinada a mujeres de todo el mundo, que tiene como objetivo llevar historias inspiradoras con el fin de motivarlas e incentivarlas a grandes aspiraciones y realizaciones.
Con el objetivo de presentar mujeres valientes e inspiradoras que merecen ser reconocidas y que con sus historias inspirarán a muchas otras, anualmente la revista realiza una ceremonia para premiar a las mejores historias publicadas a lo largo del año.
La de Chrissy B fue una de las publicadas en 2016 y fue seleccionada, juntamente con las de más de 34 mujeres, para concurrir al premio. La votación se sometió al público, que eligió la historia de la conductora. En este año, la premiación se realizó en Londres.
“Yo soy la prueba viva de que, con Dios y usando la fe, usted puede vencer completamente la depresión y no solo tener una vida normal, sino también ser un ejemplo para los demás. En los momentos más sombríos de mi vida, nunca me imaginé que estaría donde estoy hoy. Con fe, nada es imposible.”
Si usted o un ser querido sufre de depresión o por un problema espiritual, participe, todos los viernes, de las reuniones de Liberación, a las 8, 10, 16 y 20h en el Templo de la Fe, Av. Corrientes 4070, Almagro o en una Universal más cercana a usted. Consulte las direcciones ingresando aquí.
(*) Colaboró Rosangela Gozi
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