Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Números 26
1 Aconteció después de la mortandad, que el Señor habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo:
2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel.
3 Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
4 Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó el Señor a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto.
5 Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas;
6 de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas.
7 Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta.
8 Los hijos de Falú: Eliab.
9 Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra el Señor;
10 y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento.
11 Mas los hijos de Coré no murieron.
12 Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas;
13 de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas.
14 Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.
15 Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas;
16 de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas;
17 de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas.
18 Estas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos.
19 Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.
20 Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas.
21 Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas.
22 Estas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos.
23 Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas;
24 de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas.
25 Estas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos.
26 Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas.
27 Estas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos.
28 Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín.
29 Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas.
30 Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas;
31 de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas;
32 de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas.
33 Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
34 Estas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos.
35 Estos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas.
36 Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas.
37 Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias.
38 Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas;
39 de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas.
40 Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas.
41 Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos.
42 Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias.
43 De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
44 Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas.
45 Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas.
46 Y el nombre de la hija de Aser fue Sera.
47 Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos.
48 Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas;
49 de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas.
50 Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos.
51 Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.
52 Y habló el Señor a Moisés, diciendo:
53 A éstos se repartirá la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres.
54 A los más darás mayor heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus contados.
55 Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán.
56 Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.
57 Los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas.
58 Estas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram.
59 La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana.
60 Y a Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
61 Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante del Señor.
62 De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel.
63 Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó.
64 Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí.
65 Porque el Señor había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
Salmos 69
1 Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.
2 Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
4 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he de pagar lo que no robé?
5 Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos.
6 No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Dios de los ejércitos; no sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
7 Porque por amor de ti he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi rostro.
8 Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre.
9 Porque me consumió el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí.
10 Lloré afligiendo con ayuno mi alma, y esto me ha sido por afrenta.
11 Puse además cilicio por mi vestido, y vine a serles por proverbio.
12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, y me zaherían en sus canciones los bebedores.
13 Pero yo a ti oraba, oh Señor, al tiempo de tu buena voluntad; oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame.
14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
15 No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca.
16 Respóndeme, Señor, porque benigna es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus piedades.
17 No escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
18 Acércate a mi alma, redímela; líbrame a causa de mis enemigos.
19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; delante de ti están todos mis adversarios.
20 El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé.
21 Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.
22 Sea su convite delante de ellos por lazo, y lo que es para bien, por tropiezo.
23 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y haz temblar continuamente sus lomos.
24 Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance.
25 Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya morador.
26 Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
27 Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.
28 Sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos.
29 Mas a mí, afligido y miserable, tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.
30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, lo exaltaré con alabanza.
31 Y agradará al Señor más que sacrificio de buey, o becerro que tiene cuernos y pezuñas;
32 Lo verán los oprimidos, y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,
33 Porque el Señor oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros.
34 Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
35 Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá; y habitarán allí, y la poseerán.
36 La descendencia de sus siervos la heredará, y los que aman su nombre habitarán en ella.
Isaías 16
1 Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sion.
2 Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón.
3 Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes.
4 Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra.
5 Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.
6 Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes.
7 Por tanto, aullará Moab, todo él aullará; gemiréis en gran manera abatidos, por las tortas de uvas de Kir-hareset.
8 Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de naciones pisotearon sus generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido por el desierto; se extendieron sus plantas, pasaron el mar.
9 Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh Hesbón y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá el grito de guerra.
10 Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador; he hecho cesar el grito del lagarero.
11 Por tanto, mis entrañas vibrarán como arpa por Moab, y mi corazón por Kir-hareset.
12 Y cuando apareciere Moab cansado sobre los lugares altos, cuando venga a su santuario a orar, no le valdrá.
13 Esta es la palabra que pronunció el Señor sobre Moab desde aquel tiempo;
14 pero ahora el Señor ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como los años de un jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles.
Acompañe la lectura del 136° día ingresando aquí.
[related-content]