Son muchas las voces que oímos. A veces oímos las voces de personas negativas que nos influyen con su negatividad. La persona se pregunta: ¿Por qué mi vida es un fracaso y no va hacia adelante? Es porque quien escucha la voz del fracasado fracasa, y si le da oídos a alguien negativo será negativo también.
La Única voz que puede hacer que lo imposible suceda y que nuestra vida se transforme por completo es la Voz de Dios.
Por eso es mejor hacer oídos sordos a esas voces, porque si las escuchamos seremos como ellas.
En cambio, si le damos oídos a la Voz de Dios, seremos poderosos como ella.
“¡Oh, si Mi pueblo Me oyera, si Israel anduviera en Mis caminos!En un momento Yo subyugaría a sus enemigos. Y volvería Mi mano contra sus adversarios. Los que aborrecen al Señor le fingirían obediencia, y el tiempo de su castigo sería para siempre. Pero Yo te alimentaría con lo mejor del trigo, y con miel de la peña te saciaría.” Salmo 81:13-16
Dios sabe que Su pueblo les da oídos a muchas voces, pero cuando la persona recibe el Espíritu Santo, que es Dios así como el Padre y el Hijo, Él habla en su interior.
Esa voz en el interior de la persona es el Espíritu Santo y, en un instante, acaba con todo lo negativo.
Quien tiene el Espíritu Santo no tiene tristeza por muchas luchas que esté pasando, porque el Espíritu Santo es el Consolador.
“Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.” Salmos 27:3
Es por eso que siempre insistimos en que la persona invierta en el Espíritu Santo, en que Lo priorice, porque Él es la Voz de Dios en su interior.
Seguirá habiendo problemas, luchas e injusticias, que incluso serán buenas para fortalecer su fe, pero ella oirá la Voz de Dios diciéndole
“No temas, Yo estoy contigo”, y vencerá. Solo allá en la gloria de Dios no habrá problemas, ¡pero acá es guerra!
Y para recibir el Espíritu Santo es necesario el sacrificio de la renuncia. La persona debe decir: “Estoy cansada de esta vida, quiero ser una nueva criatura”… Entonces, Le entrega todo a Dios y Dios le entrega TODO de Él.
Y el TODO de Dios es la plenitud de Su Espíritu.
Y una vez que la persona Lo recibe, la Voz de Dios habita en su interior.
¡… si Israel anduviera en Mis caminos!
Andar en el camino de Dios es sacrificar y obedecer a lo que está escrito, a lo que Él manda, a lo que Él dice. No apartarse ni a diestra ni a siniestra, ¡eso es andar en Sus caminos!
En un momento Yo subyugaría a sus enemigos…
Cuando la persona tiene el Espíritu Santo y oye la Voz de Dios, Él derriba a todos sus enemigos.
Eso sucede con la Universal.
Si no fuera por el Espíritu Santo y la Voz de Dios a la que siempre obedecemos, la Universal no existiría. ¡Él siempre toma nuestra delantera y nos guía!
Eso es lo que Dios quiere hacer en la vida de todos pero, para eso, la persona no debe dar oídos a otras voces. Por eso lo mejor es estar bautizado con el Espíritu Santo y tener la Voz de Dios en el interior.
Si la persona tiene el Espíritu Santo y oye la Voz de Dios será fuerte.
Los discípulos habían estado tratando de pescar toda la noche y no había sucedido nada, pero cuando Le dieron oídos a la Voz de Dios, lo tuvieron todo.
El Espíritu Santo desea habitar en nuestro interior, nuestro cuerpo es el templo de Él, pero para eso debemos rendirnos y rasgar nuestro corazón, entregarle nuestro todo para recibir la plenitud de Él. Debemos decirle: “Heme aquí con mis debilidades, no quiero escuchar más la voz de nadie sino la Tuya”.
¡Oiga la voz majestuosa de Dios, que lo protege y le da firmeza!
Piense en eso.
Obispo Francisco Couto