¿Cuántos han llorado en medio de sus pecados? Mujeres que le entregan el cuerpo a varios hombres, jóvenes en la delincuencia, drogadictos camino a la sobredosis, etc. Son condenados, reprobados por todos, sin embargo, lo que más marca es la voz en el alma diciendo: “¡Este no soy yo!”
No se reconocen en las actitudes y elecciones que han hecho. Cometen errores, lastiman a los demás, son motivo de vergüenza para la familia, no obstante, en el alma, claman por cambiar.
Zaqueo era un hombre amargado, mirado con odio y desprecio.
El ladrón Zaqueo, cuando oyó la Voz poderosa del Señor Jesús llamándolo por su nombre, no titubeó, oyó, de inmediato obedeció y fue salvo (Lucas 19:1-10).
Muchos son admirados, se les otorga prestigio, son reconocidos, pero por ser orgullosos, terminan escondiendo quiénes son en realidad.
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.” 1 Mateo 23:27
¡La Voz poderosa del Señor Jesús ha sido despreciada por aquellos que luchan por ocultar quiénes verdaderamente son!
Pero aquellos que le dan oídos a esa Voz, incluso pecadores como Zaqueo, se desvisten del orgullo, de la religiosidad y colocan todo en el Altar, y así reciben una nueva vida, obra del Espíritu Santo.