Agustina frecuentó la Universal desde temprana edad, pero no le prestaba atención a la Palabra de Dios: “Todos los domingos venía a la iglesia, porque venía con mi familia, pero era de apariencia”, dice.
En su interior, había un vacío muy grande y buscaba llenarlo por medio de amistades. En su hogar, le mentía a su familia. No tenía relación con sus seres queridos.
En una de sus salidas, Agustina, bebió tanto que perdió la conciencia. Asustada, decidió buscar de Dios a través de la práctica de Su Palabra. Cuando llegó el Ayuno de Daniel, usó su fe, sacrificó todo lo malo que hacía y se entregó totalmente a Dios. Al recibir el Espíritu Santo, se llenó de paz, felicidad, amor propio y amor hacia los demás.
Vea el testimonio completo:
Para saber cómo participar del Ayuno de Daniel, ingrese aquí. Acérquese al Templo de la Fe, ubicado en Av. Corrientes 4070, Almagro; o a la Universal más cercana a su domicilio.