La vida de Julio Osuna se fue complicando, las adicciones fueron parte de su vida, pero solo el principio de lo que le esperaba: “Era un desastre, tomaba alcohol; fumaba marihuana y me cayó mal. Comencé a delirar con cosas que nunca pasaron. Entré en estado de depresión, me pegó mal”.
Su mente comenzó a desvariar, no estaba seguro de lo que pasaba a su alrededor: “Fui a psicólogos me daban pastillas para dormir porque por las noches no dormía. Un día en la escuela estaba tan mal que todos se reían. Me asusté y me fui, tenía 16 años”.
Una herencia de locura
“Una madrugada desperté con el mismo malestar que sentía con la marihuana. Subía a los muebles de mi casa, parecía un loco”.
Él supo que lo que le pasaba no era casualidad, su padre había pasado por lo mismo: “Mi madre dijo que él tuvo los mismos problemas, para ella era normal, pero yo estaba asustado. Pedí ayuda en la iglesia tradicional y no me sirvió. Conocí la Universal, estuve seis meses luchando. Me casé y tuvimos un hijo”.
Cuando creyó que su vida se había estabilizado se topó con un nuevo problema: “Me dio un ACV. Se cortó una arteria y me pusieron un catéter. Entré en coma, los médicos hablaron con mi familia: era imposible que sobreviviera, si lo hacía, quedaría en estado vegetativo. Solo un milagro me salvó, salí del hospital al mes, en sillas de ruedas y sin reconocer a nadie. Tuve que rehabilitarme durante siete meses”.
Un último golpe
“Me dio ataque siquiátrico y estuve un día perdido. Caminé hasta Palermo, quedé tirado en un lugar. Me buscaban por Facebook y había fotos mías pegadas en todas las paradas de los colectivos.
Una ambulancia me llevó a casa. Estuve internado en salud mental dos meses, atado. Decían que estaba loco, quería romper todo. Dos meses después, me dieron el alta. Tomaba alrededor de siete pastillas. Tuve que empezar de cero, buscar la ayuda de Dios. Mi familia brindó su apoyo para que hoy pueda estar contar mi historia. Ellos ven el cambio, hay un Dios que realmente existe, que los puede ayudar como a mí. Hoy estudio, a pesar de todo lo que pasó, porque Dios me da la capacidad. Además, estoy poniendo negocios, todo de a poco. Mi encuentro con el Señor fue grandioso me dio todo, Él me ayuda a vivir”.