Leer la biblia es un paso muy importante para poder saber qué es lo que Dios espera para nuestras vidas. A partir de la lectura de la Palabra de Dios se logra el conocimiento necesario para permanecer siempre a Su lado.
Este es un alimento espiritual y como cualquier otro, debe ser bien consumido. Si la Biblia es mal interpretada, puede ponerlo en situaciones que se podrían evitar.
Cuidado con las versiones. Existe un gran número de versiones, algunas de ellas demasiado popularizadas. Muchas veces, algunas de ellas omiten algunos versículo que son cruciales para la compresión de todo el contexto.
Prepárese. La lectura de la Biblia no es como leer cualquier libro. A pesar de haber sido escrita hace miles de años y por varios autores (por inspiración Divina), es la obra más actualizada que existe, ya que siempre está vigente.
Sus textos hacen referencia a todas las áreas de la vida del lector, con orientaciones que se encuentran en otros libros. Por lo tanto, antes de leer algo tan especial, ore. Encuentre un lugar donde pueda meditar. Hable francamente con Dios para que Él le diga por medio de esa lectura.
Lugar. La lectura bíblica requiere concentración. No la haga en lugares que perjudiquen la comprensión del texto con interrupciones y otras distracciones. Aproveche este importante alimento espiritual, preste atención y medite con cuidado.
Lo que usted absorverá formará lo ayudará a enfrentar los momentos difíciles que se presente.
Base. Mucha gente comienza a leer la Biblia desde Génesis, su primer libro. Esto no es obligatorio pero es importante saber el comienzo de todo lo que existe y para entender, incluso, cómo surgió la fe. Para un novato, la recomendación es que inicie la lectura por los Evangelios, primero el Nuevo Testamento (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), ya que ellos hablan sobre la venida del Señor de los señores a la Tierra para revelar la verdadera identidad de Dios.
Entienda. No es necesario obligarse a comprender totalmente lo que está escrito en la Biblia, pues nadie es tan experto. Si no entiende algún pasaje específico, sea paciente consigo mismo y continúe la lectura. Con tiempo y paciencia logrará comprender lo que Dios quiere mostrarle.
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