En la parábola del hijo pródigo, descrita a partir de Lucas 15:11, se da a conocer la historia de un hijo que, al pedir y recibir su parte de la herencia, decide irse. Allí podemos ver la clase de padre que Dios es. “También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde (…) No muchos días después (…) se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente”.
Como aquel hijo, muchos deciden aventurarse lejos de la Casa del Padre. Al principio, esa vida sin reglas prevalece. Sin embargo, tarde o temprano, el hambre y la sed del alma se evidencian (Lucas 15:14).
Algunas personas malgastan aquello que Dios Les dio, y hasta rechazan Sus correcciones. El Espíritu Santo es quien orienta, enseña y corrige, pero cada uno decide obedecerlo o no. No escuchar la Voz de Dios trae consecuencias inevitables.
Volviendo en sí
“Y volviendo en sí, dijo: ¿Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre? Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.”, (Lucas 15:17-18).
En algunas versiones, el término “volviendo en sí”, aparece como “recapacitando”. Infelizmente, muchos ignoran la situación en la se encuentran y, aunque estén caídos espiritualmente, se rehúsan a pedir ayuda. Quienes escuchan al Espíritu Santo, se colocan a su disposición y encuentran fuerzas en Él para cambiar y ser diferentes.
Peor que sentir hambre y saber que hay un banquete a su disposición, es no hacer nada al respecto. Aquel hijo, al recapacitar se levantó y fue en busca de su padre. (Lucas 15:20-21). “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado (…)”, (Lucas 15:22-24).
Independientemente de lo que haya hecho o del tiempo perdido, las puertas de la Casa continúan abiertas y el Padre ansia recibirlo de vuelta.
“Hay gozo”
“Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.”, (Lucas 15:10).
Si usted se encuentra en la situación del hijo pródigo, sepa que su papel como hijo es volver, no importa si está avergonzado. Los que pagan el precio se humillan, reconocen quiénes son y encuentran honra y misericordia de parte de Dios. Como se ve en las parábolas, Él desea tener consigo a los sinceros y a los que se arrepienten, éstos siempre encontrarán Su perdón.