María Angélica: “Yo era una persona alegre, pero después que conocí al papá de mi hijo, todo comenzó a salir mal. Tuve intentos de suicidio porque fui maltratada. En mi casa tenía una soga e intenté ahorcarme varias veces, pero cada vez que lo quería hacer aparecía mi hijo. Estuve muchos años deprimida, no dormía de noche porque tenía miedo de que mi marido me hiciera algo. Él me prometía que iba a cambiar y le creía, así fueron pasando los años y todo seguía igual. Él también le pegaba a mi hijo, hasta que lo denuncié por maltrato y nos fuimos. Al tiempo falleció un hermano mío y la depresión que sufría aumentó, vivía angustiada. Veía la programación de la Universal, muchas veces pasé por la puerta, pero no podía entrar. Hasta que decidí acercarme. Mi hijo no quería que fuera, pero lo hice, ese día pude dormir tranquila. Comencé a perseverar y a luchar, de esa manera conseguí liberarme de todos los problemas espirituales que tenía. Mi hijo vio el cambio en mí y decidió venir. Yo siempre perseveraba y hacía propósitos por él. Se escapaba del colegio con sus compañeros, se juntaba con chicos que andaban robando. También tenía vicios. Él me había dicho que cuando cumpliera los 18 años, iba a matar a su papá, eso fue terrible para mí. Seguí perseverando hasta que lo vi realmente entregado a Dios. No encuentro palabras para agradecerle al Señor lo que hizo por mi hijo, porque podría haber estado preso. Yo bauticé en las aguas, recibí el Espíritu Santo y tuve un encuentro con Dios. Eso me cambió la vida, porque pude perseverar y salí adelante. Estoy feliz gracias al Señor Jesús, vivo sin miedo y tengo paz en mi corazón, soy una persona alegre”.
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