En la cima del Sinaí, Moisés hizo un pedido un tanto osado. No pidió la muerte de Faraón ni la destrucción de los egipcios. Su pedido fue mucho mayor y mucho más fuerte que eso. Ya había visto la zarza ardiente y la llamó “gran maravilla”. ¿Y las columnas de fuego y de nube? ¿Qué decir de la apertura del Mar Rojo o de las diez plagas que asolaron a Egipto? Todo eso que vio fueron señales, poder y maravillas. Pero en la cima del Sinaí, ¿cuál fue su pedido?
“Entonces Moisés dijo: Te ruego que me muestres Tu gloria.” Éxodo 33:18
Pero ¿qué es ver la gloria de Dios? Es ver lo sobrenatural, no solamente poder, una señal, una maravilla. No es solo la cura de un vicio, de una enfermedad cualquiera o incluso de un cáncer. No es solo la restauración de un matrimonio o que la persona salga de la prisión. Todo eso son milagros, son cosas maravillosas.
Pero ver la gloria de Dios es tener una vida completa. O sea, todos esos milagros juntos y además el bautismo con el Espíritu Santo.
“Y Él respondió: Yo haré pasar toda Mi bondad delante de ti…” Éxodo 33:19
Eso es tan fuerte que, en el Monte Sinaí, Dios llamó a Moisés a un lugar solamente de Él, la hendidura de la peña.
“Entonces el Señor dijo: He aquí, hay un lugar junto a Mí, y tú estarás sobre la peña; y sucederá que al pasar Mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con Mi mano hasta que Yo haya pasado.” Éxodo 33:21-22
Por lo tanto, ver la gloria de Dios es tener una vida completa en todas las áreas (familia, salud, economía, sentimental), pero, sobre todo, es tener el bautismo con el Espíritu Santo y la Salvación del alma.
¡Que el Dios de la Biblia bendiga a todos!