Este domingo 15 de diciembre, el obispo Edir Macedo realizó el Santo Culto, directamente desde la Catedral de la Fe de Belo Horizonte, en Minas Gerais. En la ocasión, miles de personas –además de entregar sus pedidos de la Hoguera Santa– pudieron entender por qué algunas son bendecidas, mientras otras tienen una vida de derrotas, fracasos y maldiciones.
El obispo Macedo comenzó explicando que hay una gran diferencia entre la fe y la religiosidad. El uso de la fe inteligente es imaginarse delante de Dios, bendecido y con una vida de calidad. Todo depende de la manera que pensamos. Por otra parte, la religión no resuelve los problemas de nadie.
“El Dios que hemos llevado es el que tiene el poder para transformar la vida de las personas. Sin embargo, Él no hace eso sin su participación. Esta es la razón por la cual muchas que no Lo conocen, no logran entender por qué sufren tanto”, exhortó el obispo.
La Ley, bendición VS maldición
A continuación, explicó que todas las maldiciones se generaron a partir del pecado de Adán y Eva. Está es la razón del sufrimiento de muchas personas. No obstante, en Su infinita misericordia, Dios proveyó –a través del Señor Jesús-, el plan de Salvación, según lo escrito en el libro de Gálatas 3:13: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición…”.
“Cuando el Señor Jesús fue crucificado, Él se hizo maldito, es decir, llevó en Él toda la sentencia de condenación de la ley. De esa forma, el Hijo de Dios, que nunca había cometido ninguna transgresión, tomó el lugar de todos los pecadores de todas las generaciones. El Señor Jesús se hizo maldición en nuestro lugar para salvar a todos los que crean en Él. Pero para eso, la persona debe poner toda su fe en Jesucristo y no en la religión”, aconsejó el obispo Macedo.
En la Ley de Dios, no hay acepción. Es sí, o no. Para los que no reconocen el sacrificio del Señor Jesús en la cruz, no hay liberación. Estos cargarán con la maldición por toda la vida y por la eternidad. Por eso, para alcanzar la vida eterna y de calidad, depende solamente de cada uno aceptar y obedecer los preceptos de Dios.
Decida su futuro
La Biblia relata que Dios bendijo a Abraham, porque él obedeció Su Palabra. Como consecuencia, a través de él, el Señor bendijo también a toda su descendencia.
“El Señor Jesús dijo que Él es la vid y que aquel que está en Él da fruto. Y aun dijo que el Padre es el agricultor que limpia para que se dé más frutos. Si usted está en esta fe, será la propia bendición. Sin embargo, si no permanece en el Árbol, tarde o temprano se secará y solo servirá para ser echado en el fuego. Por lo tanto, usted es el que decide en su vida. Lo que siembre hoy, cosechará mañana. Eso se llama fe con inteligencia. Usted decide su destino y proyecta su futuro”, concluyó el obispo Macedo.