Fernando Farré fue condenado a cadena perpetua por matar a su esposa, Claudia Schaefer. Fueron 74 puñaladas que terminaron con la vida de la madre de sus tres hijos.
Después de la condena, Farré dio una serie de entrevistas desde la cárcel tratando de justificarse, explicando que no sabía lo que estaba haciendo, que la violencia lo tomó por sorpresa y que nunca pensó que podría hacer algo así.
Él aseguró que nunca fue violento con su mujer y algunos de sus dichos fueron polémicos:
• Él leyó una carta dirigida a sus hijos: “Daría mi vida, cambiaría todo en un segundo, por irme yo y que ustedes estén con su madre, creciendo con ella” sostuvo. “Perdón y los quiero como siempre”, agregó.
• Al oír el veredicto concluyó: “No puedo explicar ni justificar lo que pasó. El desenlace fue totalmente impredecible”.
• “No sé por qué maté a mi esposa. Sé que soy un asesino, que maté a mi esposa, la mujer que amé, y la madre de mis hijos. Le quedaban 50 años de vida. Hice un daño irreparable”.
• “No fui un golpeador de nadie, jamás le pegué a Claudia, jamás le pegué a ninguna mujer”.
• Farré dijo que en la cárcel tuvo dos intentos de suicidio: “Uno en la celda, que vino un pastor a rescatarme, y después justo cuando volví de las pericias psiquiátricas que se hicieron…”.
• “A la autopsia la vi horrorizado y me sentía extraño”.
El Obispo Macedo enseña que muchas personas se guían por sus emociones y terminan lamentando las peores tragedias. Es necesario que la persona que está presa de sus emociones busque liberarse de ese mal entregándose a Dios. Eso solo puede suceder a través de la Palabra de Dios:
“`Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres´ (Juan 8:32). Su Palabra, que remueve los pensamientos inútiles, libera de las emociones y hace del ser humano una persona espiritual. Cuando los discípulos estaban con Jesús en la barca, cayó una tempestad y, de repente, se alborotaron y tuvieron temor, pero Jesús estaba durmiendo (lea Mateo 8.23-27). En aquel momento, los discípulos no razonaron. Ellos no debían sentir miedo pues el Creador estaba junto a ellos.
´Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?´. El corazón es el peor enemigo del hombre y el mundo sostiene que debemos escuchar su voz. Si está viviendo un infierno y está pensando en suicidarse, sepa que su situación puede cambiar. El Espíritu Santo es el sustituto de Jesús. Usted que está gimiendo y quiere nuestra ayuda, busque cualquier Iglesia Universal porque nosotros tenemos placer en ayudarlo”.
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