“El Dios de dioses, el SEÑOR, ha hablado, y convocado la tierra, desde el nacimiento del sol hasta donde se pone (…) Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.” Salmos 50:1,4
Cuando la autoridad máxima de una nación desea hacer un pronunciamiento que sea para el conocimiento público, todos dejan de hacer lo que están haciendo para oír a esa autoridad, porque entienden que se trata de algo importante. Incluso las redes de televisión y las estaciones de radio interrumpen su programación para transmitir tal pronunciamiento.
Ahora, nuestro Dios, el Todopoderoso, Autoridad máxima en la tierra, sobre los cielos y todo el universo, hace un llamado a las naciones, a los justos y a los impíos, a los creyentes y no creyentes, sin embargo, no todos están oyendo Su llamado.
A los justos y a los creyentes, Dios les dice que no Le preocupan sus muchos sacrificios de animales, incluso porque todos los animales son de Él.
“Porque Mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados.” Salmos 50:10
Muchos se han preocupado por la placa de la iglesia, o si su creencia es más correcta que la de los demás. Sin embargo, ¿cuántos hay que un día subieron al Altar, predicaban la Palabra, hicieron sacrificio, sirvieron a Dios en Su gloriosa obra, pero por no amar la disciplina, ahora están en la carne, perdidos en este mundo?
¡No es eso lo que Dios quiere!
“… porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?” 1 Corintios 3:3-4
¿Qué quiere Dios, entonces?
Un pueblo obediente, entregado a Él, que demuestre eso a través de sus alabanzas, cumpliendo la promesa de servirlo, incluso en las horas más difíciles, es decir, dependencia total de Él.
“Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú Me honrarás.” Salmos 50:14-15
A los impíos y a los no creyentes, Dios les habla sobre su comportamiento.
Son aquellas personas que viven sus vidas como si no Lo necesitaran, rechazan Su consejo, aman lo que está mal: adulterio, traiciones, borracheras, mentiras, odio, hablan mal de los demás, tienen codicia por el dinero y el poder, maltratan a los niños y a los padres, etc.
“Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de Mis leyes, y que tomar Mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu espalda Mis palabras.” Salmos 50:16-17
Ante todo eso, Dios Se calló, pero ahora Él está dando la oportunidad para que haya reconciliación entre padres e hijos, marido y mujer, jefe y empleado, políticos y electores, pero también entre la criatura y el Creador.
“El que sacrifica alabanza Me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios.” Salmos 50:23