Una fe apocada ha hecho que muchos, prácticamente, no vean cumplírse la Palabra de Dios en sus vidas. A su vez, la desobediencia, también ha hecho que muchos no vean sus vidas salir del mismo lugar. Estás personas, incluso, conquistan algo por aquí y por allí, pero terminan por volver al principio. Si la fe que tienen es mezquina, sus vidas también se vuelven mezquinas.
Dios espera que tengamos una fe tan sólida y consistente, de tal manera, que haya una cierta molestia cuando vemos que nuestra vida no condice con lo que Él promete en Su Palabra.
La Biblia dice, en Deuteronomio 28:3-13:
“Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. El Señor derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti. El Señor te enviará Su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da. Te confirmará el Señor por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos del Señor tu Dios, y anduvieres en Sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre del Señor es invocado sobre ti, y te temerán. Y te hará el Señor sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que el Señor juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá el Señor Su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá el Señor por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas”.
Esta bendición se les dejó a los hebreos y también es para todos nosotros. El mismo desliz que le impidió a ese pueblo ver las bendiciones de Dios establecerse en aquel entonces, también ha victimado y atrasado la vida de muchas personas en los días de hoy.
La desobediencia y la incredulidad les impidieron, a los hebreos, entrar a la Tierra Prometida, los condujeron al autoengaño y los hicieron caminar en el desierto durante 40 años, dando vueltas como cucarachas tontas.
En una publicación de su blog, el obispo Edir Macedo enseñó que la obediencia está unida a la fe. “Bíblicamente, no hubo ni siquiera un solo siervo de Dios que haya obedecido sin fe o que haya manifestado su fe sin haber obedecido.” Él destacó que muchos no actúan de manera que agraden a Dios: “tienen fe para determinadas situaciones, pero no para obedecer (…) y se olvidan de que la desobediencia es un acto de rebeldía”.
Incluso, el obispo Macedo reforzó el hecho de que muchos son rebeldes. “Los desobedientes pueden ser fieles a las doctrinas de la iglesia, al pastor, en los diezmos y en las ofrendas, sin embargo, si no obedecen a la Palabra de Dios, siguen siendo rebeldes. Como cucarachas tontas que posan aquí, allí y allá.”
ELECCIÓN PERSONAL
Todas las Promesas de Dios están sujetas a la fe de cada uno y el precio que se exige para que se cumplan es la confianza en Aquel que no falla. No obstante, la decisión de creer o no, así como la de obedecer o desobedecer, es una elección estrictamente personal.