El primer milagro del Señor Jesús sucedió en la cerebración de un casamiento (Juan 2). Es necesario analizar el contexto de esa época para comprender mejor ese hecho.
Los festejos de las bodas judías, en aquel entonces, duraban muchos días y, de acuerdo con la condición económica de los anfitriones, no podía faltar ninguna provisión, ya que, si eso sucediera, la familia sería avergonzada delante de los invitados.
En las bodas de Caná de Galilea, Jesús fue uno de los invitados, y cuando el vino faltó, transformó el agua en el mejor vino. Es decir, no solo suplió la necesidad de la familia, sino que dio inicio a Su revelación gloriosa ante la humanidad.
Este hecho también es una metáfora de lo que Jesús puede realizar en la vida de las personas: así como el milagro sucedió en un casamiento al que Él fue invitado, usted también alcanzará este milagro de la transformación, ¡si Lo invita a vivir en su interior!