“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”, (Juan 6:39)
Salvar el alma de toda la humanidad es el anhelo de Dios, pero hay algunos que Lo rechazan y están yendo a una eternidad sin salvación. Por eso, el Espíritu de Jesús ha hablado fuertemente para que podamos arrepentirnos de nuestros pecados y así podamos recibir Su salvación.
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