Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Deuteronomio 27
1 Y Moisés y los ancianos de Israel dieron orden al pueblo, diciendo: Guardad todos los mandamientos que yo os ordeno hoy.
2 Y sucederá que el día que paséis el Jordán a la tierra que el Señor tu Dios te da, levantarás para ti piedras grandes, y las blanquearás con cal,
3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado, para entrar en la tierra que el Señor tu Dios te da, una tierra que mana leche y miel, tal como el Señor, el Dios de tus padres, te prometió.
4 Y sucederá que cuando pases el Jordán, levantarás estas piedras en el monte Ebal, como yo te ordeno hoy, y las blanquearás con cal.
5 Además, edificarás allí un altar al Señor tu Dios, un altar de piedras; y no alzarás sobre ellas herramientas de hierro.
6 Construirás el altar del Señor tu Dios de piedras enteras; y sobre él ofrecerás holocaustos al Señor tu Dios;
7 y sacrificarás ofrendas de paz y comerás allí, y te alegrarás delante del Señor tu Dios.
8 Escribirás claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.
9 Entonces Moisés y los sacerdotes levitas hablaron a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy te has convertido en pueblo del Señor tu Dios.
10 Por tanto, obedecerás al Señor tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos que te ordeno hoy.
11 También Moisés ordenó al pueblo en aquel día, diciendo:
12 Cuando pases el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.
13 Y para la maldición, éstos estarán en el monte Ebal: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.
14 Entonces los levitas responderán y dirán en alta voz a todos los hombres de Israel:
15 “Maldito el hombre que haga ídolo o imagen de fundición, abominación al Señor, obra de las manos del artífice, y la erige en secreto.” Y todo el pueblo responderá, y dirá: “Amén.”
16 “Maldito el que desprecie a su padre o a su madre.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
17 “Maldito el que cambie el lindero de su vecino.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
18 “Maldito el que haga errar al ciego en el camino.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
19 “Maldito el que pervierta el derecho del forastero, del huérfano y de la viuda.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
20 “Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque ha descubierto la vestidura de su padre.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
21 “Maldito el que se eche con cualquier animal.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
22 “Maldito el que se acueste con su hermana, la hija de su padre o de su madre.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
23 “Maldito el que se acueste con su suegra.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
24 “Maldito el que hiera a su vecino secretamente.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
25 “Maldito el que acepte soborno para quitar la vida a un inocente.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
26 “Maldito el que no confirme las palabras de esta ley, poniéndolas por obra.” Y todo el pueblo dirá: “Amén.”
Salmos 119:1-24
1 ¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, los que andan en la ley del Señor!
2 ¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan!
3 No cometen iniquidad, sino que andan en sus caminos.
4 Tú has ordenado tus preceptos, para que los guardemos con diligencia.
5 ¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos!
6 Entonces no seré avergonzado, al considerar todos tus mandamientos.
7 Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios.
8 Tus estatutos guardaré; no me dejes en completo desamparo.
Bet.
9 ¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra.
10 Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
11 En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti.
12 Bendito tú, oh Señor; enséñame tus estatutos.
13 He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca.
14 Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas.
15 Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos.
16 Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra.
Guímel.
17 Favorece a tu siervo, para que viva y guarde tu palabra.
18 Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley.
19 Peregrino soy en la tierra, no escondas de mí tus mandamientos.
20 Quebrantada está mi alma anhelando tus ordenanzas en todo tiempo.
21 Tú reprendes a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos.
22 Quita de mí el oprobio y el desprecio, porque yo guardo tus testimonios.
23 Aunque los príncipes se sienten y hablen contra mí, tu siervo medita en tus estatutos.
24 También tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros.
Isaías 54
1 Grita de júbilo, oh estéril, la que no ha dado a luz; prorrumpe en gritos de júbilo y clama en alta voz, la que no ha estado de parto; porque son más los hijos de la desolada que los hijos de la casada —dice el Señor.
2 Ensancha el lugar de tu tienda, extiende las cortinas de tus moradas, no escatimes; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.
3 Porque te extenderás hacia la derecha y hacia la izquierda; tu descendencia poseerá naciones, y poblarán ciudades desoladas.
4 No temas, pues no serás avergonzada; ni te sientas humillada, pues no serás agraviada; sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y del oprobio de tu viudez no te acordarás más.
5 Porque tu esposo es tu Hacedor, el Señor de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor es el Santo de Israel, que se llama Dios de toda la tierra.
6 Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu, te ha llamado el Señor, y como a esposa de la juventud que es repudiada —dice tu Dios.
7 Por un breve momento te abandoné, pero con gran compasión te recogeré.
8 En un acceso de ira escondí mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tendré compasión de ti —dice el Señor tu Redentor.
9 Porque esto es para mí como en los días de Noé, cuando juré que las aguas de Noé nunca más inundarían la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reprenderé.
10 Porque los montes serán quitados y las colinas temblarán, pero mi misericordia no se apartará de ti, y el pacto de mi paz no será quebrantado —dice el Señor, que tiene compasión de ti.
11 Oh afligida, azotada por la tempestad, sin consuelo, he aquí, yo asentaré tus piedras en antimonio, y tus cimientos en zafiros.
12 Haré tus almenas de rubíes, tus puertas de cristal y todo tu muro de piedras preciosas.
13 Todos tus hijos serán enseñados por el Señor, y grande será el bienestar de tus hijos.
14 En justicia serás establecida. Estarás lejos de la opresión, pues no temerás, y del terror, pues no se acercará a ti.
15 Si alguno te ataca ferozmente, no será de mi parte. Cualquiera que te ataque, por causa de ti caerá.
16 He aquí, yo he creado al herrero que sopla las brasas en el fuego y saca una herramienta para su trabajo; yo he creado al devastador para destruir.
17 Ningún arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se alce contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos del Señor, y su justificación viene de mí —declara el Señor.
Acompañe la lectura del 172° día ingresando aquí.
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