Abstenerse de consumir alimentos, por un determinado período de tiempo, puede llegar a ser un sacrificio para el ser humano. Sin embargo, a través de esta renuncia, la naturaleza carnal se debilita y, paralelamente, el espíritu se fortalece.
La Biblia relata que Daniel y sus amigos fueron llevados al palacio de Babilonia para servir al rey. Allí, Daniel realizó un ayuno para no contaminarse y no desagradar a Dios.
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jede de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.” Daniel 1:8
La intención y la actitud de fe de los cuatros hombres hizo que Dios los honrara:
“A estos cuatros muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.” Daniel 1:17
Sin duda, el ayuno trae muchos beneficios a la vida del que lo hace, pero tenga en cuenta trazar un objetivo antes de iniciar su propósito y establecer un tiempo de comienzo y fin. Algunas personas tienen fe de ayunar durante tres horas, por ejemplo, mientras que otras, durante todo el día.
En el período de ayuno, es fundamental que se mantenga en espíritu, podría seguir con sus actividades, siempre y cuando sus pensamientos estén dirigidos al Altísimo.
El ayuno es algo personal y un tipo de sacrificio que se hace exclusivamente para Dios, por lo tanto, no es necesario que los demás sepan que lo está haciendo. De esta manera, puede estar seguro de que Dios se agradará y le dará la respuesta que tanto espera. ¡Usted verá los resultados!