Es normal que, en las prédicas, los pastores y los obispos les enseñen a las personas la importancia de tener una comunión con Dios. Pero ¿qué quiere decir ese término?
Para entenderlo mejor, lea el siguiente versículo:
“Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.” Génesis 5:21-24.
En la época en la que Enoc vivió, toda la humanidad estaba sumergida en el pecado. Sin embargo, él no se involucró con las maldades que las personas hacían, sino que se mantuvo íntegro. Por lo tanto, Dios se complació en su obediencia y lo arrebató para llevarlo junto a Él.
Cuando la Biblia menciona que Enoc “caminó con Dios”, significa que él mantuvo una comunión con el Señor. En otras palabras, permaneció en Su presencia, buscando apartarse del mal y obedecerlo.
Hoy en día, muchas personas tratan de servir a Dios de diferentes maneras. No obstante, cuando deciden pecar conscientemente, dañan su comunión con Él. Al actuar así, todas las obras que hacen por Él resultan infructíferas, y lo peor es que pierden la oportunidad de ser salvas.
Dios desea vivir dentro del ser humano para hablarle, inspirarle y revelarle Su voluntad, pero Él quiere que usted Lo incluya en su vida completamente.