Muchas personas, si no son todas, que un día decidieron buscar a Dios, lo hicieron con la intención de recibir algo a cambio: la restauración de su familia, la liberación de los vicios, la cura de sus enfermedades, entre otras cosas.
Sin embargo, a medida que el tiempo fue pasando, aprendieron sobre la importancia de primero buscar su Salvación y luego las conquistas materiales. No obstante, a pesar de este conocimiento, algunos insisten en perseguir las bendiciones y dejan de lado al Autor responsable de ellas.
Es importante que el cristiano analice sus actitudes y entienda qué es lo que lo impulsa a buscar a Dios. Él desea que el ser humano confíe al entregarle sus problemas, pero, si las oraciones que realiza se reducen solo a pedidos y no busca conocerlo, demuestra que no está interesado en tener una relación verdadera con Él y, como consecuencia, está poniendo en riesgo su propia Salvación.
Reflexione
Dios quiere habitar en el interior de la persona, pero no descenderá sobre alguien que Lo ignora. Porque Él ve más allá de lo que los ojos de los demás ven y conoce bien las intenciones del corazón. Por eso, si usted ha perseguido incansablemente las bendiciones del Señor, pero aún no es salvo, cambie su proceder y opte por buscar primeramente al Espíritu Santo. Los beneficios de la fe serán consecuencias de esa sabia elección.
“Deléitate asimismo en el Señor, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.” Salmos 37:4