“¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, Mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo el SEÑOR. Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me dejaron a Mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” Jeremías 2:11-13
Dios llamó al firmamento, al sol y a las estrellas, para que fueran testigos de la maldad que había sufrido por parte de Su propio pueblo.
Porque abandonar la gloria de pertenecer y servir al Todopoderoso es algo tan absurdo e irracional, que nada más puede ser comparado con eso.
Normalmente, las personas solo cambian lo que poseen por lo que consideran mejor y más importante. Cambiar la gloria de Dios por la gloria de este mundo, es considerarlo a Él inferior a los placeres que ofrece el mundo, y esta es la más clara demostración de desprecio por lo que es el Altísimo.
Ellos no dejaron una cosa cualquiera atrás, sino la gloria de Dios. Ni las naciones paganas hacían eso con relación a sus dioses que nada representaban ni nada hacían. Es decir, el pueblo cambió a Dios por algo ilusorio, sin ningún valor.
¿No es lo mismo que hemos visto hoy?
Lo que le ocurrió a Israel en el pasado nos es muy familiar, pues hemos presenciado, en los últimos tiempos, a miembros, obreros, pastores y obispos cayendo en los lazos del diablo y cometiendo errores que ni siquiera muchos incrédulos son capaces de cometer.
¿Cómo puede alguien cambiar conscientemente lo verdadero por lo falso? Cuando la persona no es espiritual, sino simplemente religiosa, cambia a Dios, la Fuente de Aguas Vivas, por cisternas rotas que no retienen agua. Dejan al Señor por aquello que no podrá socorrerlas ni salvarlas.
¡Que locura! ¡La persona deja de beber agua limpia y potable, para beber agua podrida y fangosa que la matará! Incluso los Cielos se espantan ante tamaña insensatez.
Que Dios en Su infinita misericordia nos libre de todo lazo y nos conserve siempre firmes en la fe hasta el fin.