“Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la Palabra, mas las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y se queda sin fruto.” Mateo 13:22
Meditando en este versículo, veo que esto les ha sucedido a muchos pastores y esposas. A lo largo de los años de ministerio, permitieron que las “preocupaciones de este mundo y la seducción de las riquezas” sofocaran la Palabra de Dios que, desde el principio, fue sembrada en su interior.
El diablo es el “seductor del mundo entero”. Cayó del cielo y está aquí en la tierra seduciendo. Si él intentó seducir al Señor Jesús, ¿no va a intentar seducir al pastor, a la esposa, al obispo o al obrero?
“… y Le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y Le dijo: Todo esto Te daré, si postrándote me adoras.” Mateo 4:8-9
Especialmente aquellos que no vigilan son seducidos y caen en las redes de Mammón. Por eso tenemos que ser conscientes de que nuestra alma está en peligro a toda hora.
“… ¿por qué estamos en peligro a toda hora?.” 2 Corintios 15:30
Solo nos relajaremos cuando nuestra alma se despegue del cuerpo y nos encontremos con nuestro Señor. Mientras eso no sucede, debemos vigilar y luchar día tras día contra el “seductor de este mundo”, que intenta entrar a través de lo que sentimos, miramos, pensamos, hablamos y oímos.
“En cuanto a vosotros, que permanezca en vosotros lo que oísteis desde el principio. Si lo que oísteis desde el principio permanece en vosotros, vosotros también permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y esta es la promesa que Él mismo nos hizo: la vida eterna.” 1 Juan 2:24-25
¡Dios les bendiga, más y más!