El triatleta Germán Cister estaba perdiendo la carrera en Sagunto, España. A menos de dos pasos de la línea de llegada, aún estaba lejos de su adversario y todos a su alrededor creían que Mateo Bustus ya tenía la victoria asegurada. Sin embargo, Cister no dejó de correr.
El resultado fue que Bustus, al estar seguro de su victoria, disminuyó el ritmo a cinco metros de concluir la prueba. Mientras él conmemoraba la victoria, Cister se adelantó. La escena se viralizó en internet, mostrando que el verdadero vencedor mantuvo su enfoque para vencer por menos de un paso a su oponente.
Después de la carrera, que sucedió el 20 de junio, Cister afirmó que jamás pensó en disminuir el ritmo. Mientras estaba corriendo, creía en la victoria, independientemente de la distancia que había entre él y Bustus.
Este caso sirve para ejemplificar la importancia de mantener el pensamiento en el objetivo y nunca desviarse de él. “El pensamiento es como el timón de un barco: aunque esté inclinado mínimamente, ya es suficiente para desviarlo de la ruta”, explicó el obispo Edir Macedo.
Bustus pensó que ya había ganado, y perdió.
Cister mantuvo el pensamiento en su meta, y ganó.
“Los pensamientos determinan nuestras acciones. Y nuestras acciones determinan el bien o el mal para nuestras vidas. Por eso, debemos tener cuidado para no permitir que las ideas inútiles se apoderen de nuestra mente”, dijo el obispo.
Otros atletas, en la posición de Cister, se hubieran dejado influenciar por el pensamiento de que la disputa ya había terminado, de que sería inútil intentarlo y de que lo mejor por hacer sería desistir de la prueba.
No obstante, su actitud es la que todos debemos tomar en nuestras vidas. Independientemente de cuán improbable parezca, es fundamental mantener el pensamiento de que alcanzaremos la victoria. Como en Sagunto, habrá personas alrededor conmemorando la victoria del adversario, pero no debemos prestarles atención.
“No podemos impedir que los malos pensamientos rodeen nuestra cabeza, pero podemos impedir que se instalen en ella”, concluyó el obispo.
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