Elena revive cómo fue su vida antes de conocer a Dios: “Al quedarme viuda me fui a vivir a otro lado. Un día estando sola me caí y me quebré el fémur. Me deprimí mucho porque no podía movilizarme sola, usaba un bastón para caminar, tenía miedo de caerme. Tengo cinco operaciones, una de ellas fue debido a un tumor”, recuerda Elena.
Gracias a Dios ella logró encontrar una nueva manera de vivir. A través de la fe pudo salir de la depresión, ser sanada y hoy disfruta una vida en la presencia de Dios: “Estaba sufriendo mucho, había cambiado, ya no tenía alegría.
Entonces, un día mientras caminaba vi un cartel que decía pare de sufrir y entré. Me recibió un pastor y me invitó a participar de una reunión. Ese día salí muy feliz y dejé de usar el bastón, estoy sanada y me liberé de la depresión. Participé del propósito del agua del Pozo del Templo de Salomón, tomé el agua consagrada y mi fe fue sanada, fui renovada”.
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