“Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17: 9).
¿Qué significa el corazón desde el punto de vista bíblico? Es la fuente de los sentimientos, el centro de las emociones. Su peligro radica en su predisposición a almacenar orgullo, falsedad, corrupción, vanidades, avaricia, odio, rencor, pasiones, entre otras malas inclinaciones.
“El que confía en su propio corazón es necio, mas el que camina en sabiduría será librado” (Proverbios 28:26).
Muchos cristianos se vuelven insensatos e incluso pierden la Salvación por sumergirse en el pecado al darle oídos a la voz del corazón. Mezclan la fe con los sentimientos. Esa fe es emotiva. El diablo ha arrastrado a muchos, influyendo en ellos para que tomen decisiones movidas por los sentimientos.
“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre” (Mateo 15:19-20).
¿Qué hacer para guardar el corazón como dicen las Escrituras? Usted necesita nacer de nuevo. El nuevo nacimiento es el reemplazo del corazón adámico y terrenal por un corazón espiritual. Solo el Espíritu Santo puede hacer este trasplante cuando hay una entrega sincera a Él.
El corazón debe estar bajo la obediencia a la Palabra de Dios. Si lo dejamos en libertad para decidir, nos engañará.
Físicamente hablando, el corazón está debajo de la cabeza. Cuando la dirección viene de Dios, pasa por la cabeza (razón, fe inteligente), no por el corazón. No todo lo que sentimos es aprobado por la Palabra de Dios. La pasión de una persona casada, por ejemplo, por alguien que no es su cónyuge, puede existir en el corazón, pero no es aprobada por Dios. El odio hacia alguien que le ha hecho daño puede existir, pero Dios no lo aprueba.
“… Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23).
Negarnos a nosotros mismos es deshacernos de todos los sentimientos sucios que hay en nuestro interior. Imagínese lo que le pasaría a nuestro organismo si las heces no fueran expulsadas …Seríamos víctimas de enfermedades terribles y mortales. Así ocurre con la vida espiritual. Si mantenemos nuestro corazón sucio, moriremos espiritualmente y no veremos a Dios.
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5: 8).
Participe de la Escuela de la Fe Inteligente y descubra cómo ejercitar este poder diariamente. Los miércoles a las 8 h, 10 h, 12 h, 16 h y, principalmente, a las 20 h, en Avenida Corrientes 4070, Almagro, o en la Universal más cerca de su domicilio.
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