Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Josué 3
1 Y Josué se levantó muy de mañana; y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y llegaron al Jordán, y acamparon allí antes de cruzar.
2 Y sucedió que al cabo de tres días los oficiales pasaron por medio del campamento;
3 y dieron órdenes al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto del Señor vuestro Dios y a los sacerdotes levitas llevándola, partiréis de vuestro lugar y la seguiréis.
4 Sin embargo, dejaréis entre vosotros y ella una distancia de unos dos mil codos. No os acerquéis a ella para saber el camino por donde debéis ir, porque no habéis pasado antes por este camino.
5 Entonces Josué dijo al pueblo: Consagraos, porque mañana el Señor hará maravillas entre vosotros.
6 Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.
7 Y el Señor dijo a Josué: Hoy comenzaré a exaltarte a los ojos de todo Israel, para que sepan que tal como estuve con Moisés, estaré contigo.
8 Además, ordenarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: “Cuando lleguéis a la orilla de las aguas del Jordán, os detendréis en el Jordán.”
9 Entonces Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos y oíd las palabras del Señor vuestro Dios.
10 Y Josué añadió: En esto conoceréis que el Dios vivo está entre vosotros, y que ciertamente expulsará de delante de vosotros a los cananeos, a los hititas, a los heveos, a los ferezeos, a los gergeseos, a los amorreos y a los jebuseos.
11 He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros.
12 Ahora pues, tomad doce hombres de las tribus de Israel, un hombre de cada tribu.
13 Y sucederá que cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca del Señor, el Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán quedarán cortadas, y las aguas que fluyen de arriba se detendrán en un montón.
14 Y aconteció que cuando el pueblo salió de sus tiendas para pasar el Jordán con los sacerdotes llevando el arca del pacto delante del pueblo,
15 y cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron en la orilla del agua (porque el Jordán se desborda por todas sus riberas todos los días de la cosecha),
16 las aguas que venían de arriba se detuvieron y se elevaron en un montón, a una gran distancia en Adam, la ciudad que está al lado de Saretán; y las que descendían hacia el mar de Arabá, el mar Salado, fueron cortadas completamente. Y el pueblo pasó frente a Jericó.
17 Y los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor estuvieron en tierra seca en medio del Jordán mientras que todo Israel cruzaba sobre tierra seca, hasta que todo el pueblo acabó de pasar el Jordán.
Salmos 126
1 Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion, éramos como los que sueñan.
2 Entonces nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de gritos de alegría; entonces dijeron entre las naciones: Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos.
3 Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros; estamos alegres.
4 Haz volver, Señor, a nuestros cautivos, como las corrientes en el sur.
5 Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo.
6 El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.
Salmos 127
1 Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.
2 Es en vano que os levantéis de madrugada, que os acostéis tarde, que comáis el pan de afanosa labor, pues El da a su amado aun mientras duerme.
3 He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre.
4 Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud.
5 Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no será avergonzado cuando hable con sus enemigos en la puerta.
Salmos 128
1 Bienaventurado todo aquel que teme al Señor, que anda en sus caminos.
2 Cuando comas del trabajo de tus manos, dichoso serás y te irá bien.
3 Tu mujer será como fecunda vid en el interior de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
4 He aquí que así será bendecido el hombre que teme al Señor.
5 El Señor te bendiga desde Sion, veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida,
6 y veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz sea sobre Israel!
Isaías 63
1 ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra con vestiduras de colores brillantes; éste, majestuoso en su ropaje, que marcha en la plenitud de su fuerza? Soy yo que hablo en justicia, poderoso para salvar.
2 ¿Por qué es rojo tu ropaje, y tus vestiduras como las del que pisa en el lagar?
3 El lagar lo he pisado yo solo; de los pueblos, ningún hombre estaba conmigo. Los pisé en mi ira y los hollé en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras y manché todo mi ropaje.
4 Porque el día de la venganza estaba en mi corazón, y el año de mi redención había llegado.
5 Miré, y no había quien ayudara, me asombré de que no hubiera quien apoyara; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me sostuvo.
6 Pisoteé los pueblos en mi ira, los embriagué en mi furor y derramé su sangre por tierra.
7 Las misericordias del Señor recordaré, las alabanzas del Señor, conforme a todo lo que nos ha otorgado el Señor, y la gran bondad hacia la casa de Israel, que les ha otorgado conforme a su compasión, y conforme a la multitud de sus misericordias.
8 Porque El dijo: Ciertamente, ellos son mi pueblo, hijos que no engañarán. Y El fue su Salvador.
9 En todas sus angustias El fue afligido, y el ángel de su presencia los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, los levantó y los sostuvo todos los días de antaño.
10 Mas ellos se rebelaron y contristaron su santo Espíritu; por lo cual El se convirtió en su enemigo y peleó contra ellos.
11 Entonces su pueblo se acordó de los días antiguos, de Moisés. ¿Dónde está el que los sacó del mar con los pastores de su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu en medio de ellos,
12 el que hizo que su glorioso brazo fuera a la diestra de Moisés, el que dividió las aguas delante de ellos para hacerse un nombre eterno,
13 el que los condujo por los abismos? Como un caballo en el desierto, no tropezaron;
14 como a ganado que desciende al valle, el Espíritu del Señor les dio descanso. Así guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.
15 Mira desde el cielo, y ve desde tu santa y gloriosa morada; ¿dónde está tu celo y tu poder? La conmoción de tus entrañas y tu compasión para conmigo se han restringido.
16 Porque tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conoce, ni nos reconoce Israel. Tú, oh Señor, eres nuestro Padre, desde la antigüedad tu nombre es Nuestro Redentor.
17 ¿Por qué, oh Señor, nos haces desviar de tus caminos y endureces nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, las tribus de tu heredad.
18 Por breve tiempo poseyó tu santuario tu pueblo santo; nuestros adversarios lo han pisoteado.
19 Hemos venido a ser como aquellos sobre los que nunca gobernaste, como aquellos que nunca fueron llamados por tu nombre.
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