Si le preguntáramos a las personas si desean prosperar y realizarse en la vida, seguramente, todas responderían que sí. Sin embargo, la gran mayoría de ellas enfrentan diversos obstáculos que les impiden conquistar el sueño que tienen en su interior.
La Biblia menciona el caso de un hombre que nació siendo maldecido por sus propios padres. Hace mucho tiempo, en la cultura hebrea, la costumbre era que los progenitores le designaran el nombre a su hijo conforme a lo que consideraban que sería en el futuro. Pero, en el caso de Jabes, la madre le puso un nombre que lo predestinaba a la derrota.
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si Tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.” 1 Crónicas 4:9-10
No obstante, a pesar de que estaba destinado al fracaso, Jabes superó las adversidades cuando:
1) Se convirtió en la propia bendición
Muchas personas están preocupadas en obtener las bendiciones, pero no se dan cuenta de que Dios quiere convertirlas en la propia bendición. Eso fue lo que le sucedió a Jabes. Por lo tanto, no vale la pena preocuparse por recibir algo, lo mejor es convertirse en una fuente que genera bendiciones en todas las áreas de la vida.
2) Conquistó
El pedido de Jabes fue osado y muy determinado, porque demostró que no solo quería obtener las conquistas, sino que deseaba mantenerlas. De este modo, Dios vio que su intención era glorificarlo y lo bendijo.
3) Confió en Dios
Jabes recurrió a Dios porque sabía que solo Él podía ayudarlo. En otras palabras, no dependió de sus propias capacidades ni de sus fuerzas, porque sabía bien que sin el Señor no podía hacer nada. Hoy en día, muchos se sienten seguros teniendo estudios o conocimientos, sin embargo, por la falta de Dios en sus vidas, no alcanzan los objetivos establecidos.
4) Hizo una Alianza con el Altísimo
Sin un Pacto con Dios, las personas están expuestas a las embestidas de las fuerzas malignas. Por lo tanto, es necesario que el ser humano haga una Alianza con Dios para estar protegido de todo el mal y también para que pueda obtener las promesas del Altísimo.
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