Obispo, estaba meditando en lo que usted ha estado hablando tanto estos días, de cómo la fe emotiva ciega a la persona, al punto de que rechace el “cerrarse con Dios” para cerrarse con cosas, personas e incluso con el pastor.
Fue por ese motivo que Pablo escribió dos cartas a la iglesia de Corinto. Aquellas personas no evolucionaron espiritualmente, y obligaban al apóstol a “darles leche”, cuando él quería y podía darles “comida sólida”, o sea, pasarles cosas nuevas y mayores del mundo espiritual.
Uno de los grandes motivos para la primera carta eran, exactamente, los conflictos entre los corintios para defender su “cerrarse” con Pablo, con Apolo, etc. En el siguiente pasaje, esto queda muy claro:
“Os di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo. En verdad, ni aun ahora podéis, porque todavía sois carnales. Pues habiendo celos y contiendas entre vosotros, ¿no sois carnales y andáis como hombres? Porque cuando uno dice: Yo soy de Pablo, y otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois simplemente hombres? ¿Qué es, pues, Apolos? Y ¿qué es Pablo? Servidores mediante los cuales vosotros habéis creído, según el Señor dio oportunidad a cada uno. Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento.” 1 Corintios 3:2-6
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