El 20 de febrero, el obispo Edir Macedo realizó un viaje misionero a Argentina y Paraguay.
En Argentina, el obispo comenzó el encuentro recordando que Dios es poderoso y que, debido a eso, no tiene sentido que quienes Lo sirvan tengan una vida pequeña.
Así como el Señor Jesús observó una vez: «mas el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que salte para Vida Eterna», Juan 4:14.
«Usted tiene que pensar. Muchas cosas en la Biblia no se pueden entender porque las personas no piensan, piensan con el corazón, con el sentimiento, y entonces no entienden la Palabra de Dios. Él es Espíritu, inteligencia, sabiduría. Dios no es emoción. Y para entender Su Palabra, usted tiene que estar en espíritu», enseñó el obispo.
El nuevo nacimiento
Para ilustrar lo que es el «encuentro con Dios», el obispo Macedo contó su experiencia con Él: «Yo era un joven que tenía mis planes, mis sueños, mis deseos. Quería formarme en una profesión lucrativa, casarme, tener una vida confortable; lo que todos también quieren. Pero yo estaba caminando, alrededor de las 11 de la mañana, el sol estaba muy fuerte, y el Espíritu Santo habló conmigo. Yo era un frecuentador de iglesia, pero no tenía ningún compromiso con Jesús. Entonces, el Espíritu Santo interrumpió mi pensamiento y me recordó, claramente, como si fuera hoy: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”».
De esta manera, el obispo añadió que Dios no nos llamó para que tengamos una vida religiosa. Él nos llamó para que tengamos una vida que glorifique Su nombre.