Todo ser humano está en una constante guerra e, inevitablemente, tiene que enfrentarla. Se trata de una guerra invisible entre los sentimientos (carne) y el Espíritu.
“¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros?.” Santiago 4:1
Quiero recibir el Espíritu Santo, pero aún codicio lo ajeno;
Quiero recibir el Espíritu Santo, pero aún soy envidioso;
Quiero recibir el Espíritu Santo, pero aún combato y guerreo para tener algo más;
Quiero recibir el Espíritu Santo, pero todavía Le pido a Dios cosas para mi propio placer;
Quiero recibir el Espíritu Santo, pero todavía soy amigo del mundo y de las cosas que están en él. (Santiago 4:2-4)
Mientras que una persona no venza sus propios sentimientos, no logrará recibir el Espíritu Santo.
A fin de cuentas, Él tiene celos de nosotros y merece la exclusividad en nuestras vidas, porque Él es el Propio Dios.
“¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El celosamente anhela el Espíritu que ha hecho morar en nosotros?” Santiago 4:5
Solo hay una manera de vencer esa guerra invisible y recibir el Espíritu Santo: santificándose.
“Acercaos a Dios, y Él Se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza. Humillaos en la presencia del Señor y Él os exaltará.” Santiago 4:8-10
Viviremos el Ayuno de Santificación para el bautismo con el Espíritu Santo.
¡Prepárese! Será entre el 11 de abril y el 1 de mayo.