El profeta Elías veía que el pueblo esta dividido, ¿y qué hizo?
“Elías se presentó ante el pueblo y dijo: —¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero, si es Baal, síganlo a él. El pueblo no dijo una sola palabra”. 1 Reyes 18:21
El profeta les preguntó hasta cuándo seguirían divididos entre dos pensamientos, indecisos. Y es lo mismo que estamos viendo en los días de hoy, las personas no toman una decisión.
Usted sabe que la vida está marcada por decisiones, sobre la ropa, sobre la comida, sobre qué estudiar, con quién casarse…
Muchas personas no han tomado la decisión en su vida espiritual de entregarse por completo y, por eso, no reciben el Espíritu Santo. Tienen un pie adentro de la iglesia y un pie afuera en el mundo, y eso no es posible. No se puede querer hacer la propia voluntad y la voluntad de Dios. Es una cosa o la otra. Por eso Elías le preguntó eso al pueblo, y ellos no dijeron una sola palabra.
Entonces Elías añadió: “Yo soy el único que ha quedado de los profetas del Señor; en cambio, Baal cuenta con cuatrocientos cincuenta profetas …” En realidad, eran más de 800, si contamos a los de Asera. “Vamos a agarrar 2 becerros y a cortarlos y a colocar cada uno en un altar, ustedes clamen y yo haré lo mismo. Yo clamaré al Señor, y el que responda con fuego, ¡ese será el Verdadero Dios!”
Y todos estuvieron de acuerdo. Y clamaron, gritaron, saltaron encima del altar del Baal y nada, porque Baal no es Dios.
Elías por su parte reparó el Altar del Señor que había sido destruido e hizo poner 3 veces agua sobre el holocausto y la leña. El agua corría alrededor del Altar. En menos de un minuto de clamor de Elías el fuego cayó y lamió el sacrificio, la leña, al agua y hasta las piedras. ¡Elías colocó todo en el Altar y el fuego lamió todo!
Después de que el fuego descendió, todos decían: «¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!»
Cuando la persona toma la decisión y se lanza, el fuego de Dios desciende y entra en su vida.
Hay personas que están en la iglesia y dicen: “¿Dejo el pecado o no lo dejo?”, “¿Me entrego o no me entrego?” Y no salen del lugar. Debe ser todo o nada, o sí o no. ¿Hasta cuándo dos pensamientos? Para recibir la plenitud del Espíritu Santo hay que estar entregado. Con Dios es así, ¡es el todo de nosotros por el TODO de Él!
La vida de la persona que es indecisa no avanza, se estanca., ella no sabe qué estudiar, no sabe con quién casarse o si casarse.
Muchos están en la iglesia y no han tomado la decisión de dejar el pecado, están en el altar de Baal por un novio, por un trabajo, o por estar apegados a su propia sabiduría.
Si usted quiere el Espíritu Santo debe ser decidido y decir: “No quiero más ser quien soy, vivir de fachada, Señor ¡toma el control!” Entonces, la sangre de Jesús borra sus pecados, y el Señor Jesús lo bautiza con el Espíritu Santo.
Pero debe ser decidido, porque mientras que usted no decide si va o no va, otros pasan y están yendo. Cuando Dios coloque algo dentro de usted, ¡vaya con todo!, porque va a funcionar. Si Dios no le respondía, Elías estaba perdido, pero él tomo la decisión porque sabía Quién era Dios. Cuando usted sabe en Quién cree vale más que 850, ¡porque el poder es de Dios!
Cuando usted se arrepiente y se entrega decidido, además de perdonarlo, ¡ El Señor Jesús lo bautiza con el Espíritu Santo y le da la Salvación!
Piense en eso.
Dios le bendiga.