Venimos hablando de las verdades sobre los hijos de Dios, y de que ese famoso dicho que dice “Todos son hijos de Dios” no es cierto. Todos son criaturas de Dios, los hijos de Dios son solo los que oyen y practican lo que dice la voz de Dios, los que nacen de Dios.
¿Recuerda cuando Nicodemo fue a Jesús? ¿Quién era Nicodemo? Era un principal de la sinagoga. Nicodemo fue de noche para que los otros religiosos no lo vieran, porque ellos no aceptaban a Jesús.
“Nicodemo Le dijo al Señor Jesús: ‘Maestro, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que Tú haces si Dios no está con él’. Y Jesús le respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo Le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”(Juan 3:2-5).
Nicodemo era maestro y no entendía que el Señor Jesús le estaba hablando no de un nacimiento carnal, sino de un nacimiento espiritual, del agua y del Espíritu.
¿Qué es el agua? Es la Palabra de Dios. ¿Y qué hace el agua? Lava. La Palabra de Dios lava los pensamientos, las ideas, cuando la leemos empezamos a entender qué es correcto y qué es incorrecto. Los hijos de Dios son los que nacen del agua y del Espíritu y son guiados por Él.
Es el Espíritu Santo Quien hace nacer a los hijos de Dios.
“… para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo…” Filipenses 2:15
¡Los hijos de Dios permanecen incontaminados en el mundo y brillan como las estrellas del cielo! Cuando la persona es hija de Dios los demás le ven algo diferente, las personas dicen: “me gusta hablar con usted porque transmite paz, tiene palabra…”. Los hijos de Dios tienen palabra, la preservan, la empeñan, son honestos.
Vivimos en una generación muchas veces más corrupta y perversa que cuando Pablo escribió este texto, el mundo está cada vez más corrupto. Pero muchos “cristianos” hoy sienten fascinación por el mundo. Terminan corrompiéndose y haciendo lo mismo o peor que los incrédulos.
¿Qué esperanza hay para el mundo si los cristianos son mundanos? Si fuimos escogidos por Dios para brillar y mostrar la verdad y nos corrompemos le quitamos la esperanza al mundo. El cristiano tiene que brillar y ser buen ejemplo, tener palabra y ser fiel y correcto, teniendo principios de honestidad e integridad y siguiendo a la verdad.
Quien es hijo de Dios de verdad, puede incluso vivir entre los corruptos, pero no se corrompe; no traiciona, no miente, no se prostituye, no es materialista ni fútil como el mundo en el que vive.
El hijo de Dios brilla como una estrella en el mundo. Como el sol es para el día y la luna para la noche, así es el hijo de Dios para el mundo. Este brillo incluye todo lo que la luz de Dios transmite: alegría, paz, carácter, dirección, sabiduría, fe, esperanza…
El hijo de Dios tiene carácter, ¿usted sabía que hay dos cosas que el diablo no puede imitar? El diablo puede imitar todo menos el carácter y la verdad, “porque no hay verdad en él”
(Juan 8:44). El carácter de Dios no se puede copiar, se tiene cuando se recibe el Espíritu Santo.
Es el propio Espíritu Santo Quien resplandece en la persona.
ESTA ES LA 2ª VERDAD SOBRE LOS HIJOS DE DIOS: ¡Permanecen incontaminados en el mundo y brillan como las estrellas del cielo!
¿Usted ya se convirtió en esta estrella? ¿Su vida tiene ese brillo? ¿Incluso los incrédulos que lo conocen ven eso?
Debemos tomar esta decisión: “No voy a corromperme por el mundo; al contrario, ¡seré luz para quien me ve!”
Piense en eso.
Dios le bendiga.