Antes de conocer el Congreso para el Progreso, Gabriel vivía en situación de calle. “Yo estaba sucio, era despreciado por la sociedad porque era alcohólico, vagabundo y no tenía rumbo. Dormía en Constitución, me tapaba con cartones y comía en las iglesias. En ese estado llegué a la Iglesia Universal”, recuerda él.
Luego de participar de las reuniones de los lunes, su vida experimentó un cambio rotundo. Con alegría, hoy él cuenta lo que logró: “Tengo mi departamento propio. Soy peluquero y barbero, empecé abriendo una peluquería, hoy tengo seis y estoy por inaugurar dos más. Mi hijo tiene cinco panaderías y, hace poco, iniciamos un emprendimiento juntos. Compramos un terreno, construimos una pileta, un quincho y habilitamos el lugar para alquilar. Mi proyecto es hacer tres bungalows más allí”.
Por último, Gabriel resalta: “El secreto está en la obediencia y la fe. Hoy tengo al Espíritu Santo, paz, tranquilidad y soy muy feliz”.
Acérquese a la reunión del Congreso para el Progreso, una conferencia motivacional que se realiza en todas las Universal del país. Los lunes, a las 8 h, 10 h, 16 h y 20 h.
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