Mauricio: “Yo tenía muchos problemas económicos. Hace diez años, tenía una deuda de seiscientos mil pesos, era mucha plata en ese entonces. Eso era imposible de pagar para mí. Ese problema repercutía en las otras áreas de mi vida como en lo sentimental, lo económico y lo físico. Vivía de prestado, en una habitación pequeña y me sentía limitado. No podía ir a un restaurante, salir de vacaciones ni comprar buena ropa.
Sin embargo, después de hacer una alianza con Dios, todo cambió. Las puertas se comenzaron a abrir, Dios me dio las condiciones para que pudiera pagar esa deuda y ya no le debo un peso a nadie. En la actualidad, tengo mi propio departamento de cuatro ambientes, Dios me dio un auto cero kilómetros y una vida plena. Hoy puedo disfrutar de todo lo que antes no podía”.
Participe de las charlas del Congreso para el Progreso que se realizan los lunes en el Templo de la Fe, a las 8, 10, 12, 16 y 20 h.
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