Después del Día de Pentecostés, en el Templo de los Milagros aprendimos sobre fidelidad.
Ahora pues, temed al Señor y servidle con integridad y con fidelidad; quitad los dioses que vuestros padres sirvieron al otro lado del Río y en Egipto, y servid al Señor. Josué 24:14
La fidelidad es sinónimo de confianza y fe; cuando confiamos en Dios, nos mantenemos fieles a Él.
Si nosotros cumplimos con los mandamientos de Dios, Él va a cumplir con sus promesas.
Para muchas personas, la fidelidad es un gran sacrificio; tenemos que ser fieles en todas las circunstancias, incluso en los momentos difíciles.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Hechos 8:14-17
Es imposible que una persona bautizada con el Espíritu Santo, se haga infiel a la Palabra de Dios.
Dios permite que seamos probados para que desarrollemos nuestra confianza con Él.
Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto —dice el Señor de los ejércitos— si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquías 3:10
Las ventanas del cielo son abiertas para que las bendiciones sean derramadas sobre nosotros.