Dios no hace acepción de personas y quiere obrar en su vida lo sobrenatural. Vea lo que está escrito en la Biblia Sagrada, en los versículos 3 y 4 del Salmo 13:
“Considera y respóndeme, oh Señor, Dios mío…” Salmos 13:3
Quizás su dolor, no derive de una enfermedad, problema económico, sino por ser desconsiderado por el amor de su vida, por un familiar, un amigo… Usted ha sido desconsiderado por aquellos a los que tanto ama y a los que tanto ayudó y no lo valoran. Quizás sienta ese dolor en el alma, pero Dios lo considera. Y la prueba es que está acá, porque Dios lo ha enviado para hacer lo que nadie ha podido. Lo que no pueden hacer ni los especialistas, las religiones, los brujos, y los pastores, Dios sí lo hace. Él nos responde a la altura de nuestra necesidad.
- Dios usa a los especialistas, que son instrumentos en Sus manos, pero, cuando el problema es considerado imposible para los hombres, Él responde cuando Lo invocamos y Lo buscamos.
“… ilumina mis ojos, no sea que duerma el sueño de la muerte…” Salmos 13:3
Más importante que la visión física, es la visión espiritual de verse como Dios lo ve. Dios no lo ve como a una persona desahuciada, adicta, fracasada, amargada, problemática, violenta, infeliz, sino saludable, exitoso, Dios no lo ve como criatura problemática, sino como hijo, pero usted necesita invocarlo.
- Si usted no ve lo bueno de la vida, tener hijos, hermanos, pareja, ser feliz, sino solo lo negativo, cuando Dios abre sus ojos espirituales puede ver lo bello que es la vida, lo importante que es el matrimonio, la familia…
“… no sea que mi enemigo diga: Lo he vencido; y mis adversarios se regocijen cuando yo sea sacudido”. Salmos 13:4
Usted que está siendo sacudido por un trauma, una enfermedad, una deuda, un problema matrimonial, una traición y se siente desplazado por todos, sepa que Dios no le desplaza. No Dios, no Aquel que lo libró de la muerte.
- Él no quiere que sus enemigos, el diablo y sus demonios, digan: “Lo he vencido”, con depresión, adicciones, nerviosismo, traumas, complejos, enfermedades, egoísmo, miseria, divorcio, envidia. Sea cual fuera su enemigo, Dios no quiere que él diga que lo ha vencido, porque, si Él venció a la muerte en la cruz y está Vivo, usted puede vencer también.
- Usted no va a decir que no cree, sino: “¡Yo puedo creer y con el Espíritu Santo, venceré!”.
– Obispo Júlio Freitas