Miércoles de bendición y revelación en el templo de los milagros.
Ocozías tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta de Omri. 2 Crónicas 22:2
Cuidado con los consejos, mirar para los buenos ejemplos y no hacer caso a los malos ejemplos solo por agradar.
El secreto de los que fueron exitosos es que tenían intimidad con Dios y no fueron influenciados. David es un ejemplo de alguien que tuvo éxito, pecó pero aprendió.
La mujer ya tiene poder naturalmente de persuasión, de influencia. Si es de la fe, influencia fe; si es emotiva, influencia para el mal.
La madre quiere proteger, cuidar y solucionar los problemas de todos. No es malo, pero es peligroso porque la torna en alguien ansiosa y preocupada.
La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la piedra principal del ángulo. Obra del Señor es esto; admirable a nuestros ojos. Este es el día que el Señor ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él. Te rogamos, oh Señor: sálvanos ahora; te rogamos, oh Señor: prospéranos ahora. Salmos 118:22-25
Debemos admirar la obra de Dios porque eso se refleja en almas. Para admirarlo, debemos honrarlo.
Uno puede ser bien intencionado o capacitado, pero si rechazamos la piedra fundamental que es el Señor Jesús, perdemos todo.
Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Así pues, no seáis necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor. Efesios 5:15-17
Dos características de quien no se bautizó de verdad y no hubo arrepentimiento.
1° Es imposible que una persona que se bautizó de verdad tenga rencor y odio. Cuando uno se bautiza arrepentido, entierra el pasado y los traumas.
2° Miente y engaña. El problema de la mentira no es engañar a los demás, sino que la persona se engaña a sí misma.
Tener cuidado con cómo andamos, las reacciones y objetivos que tenemos, y no andar como insensatos que no usan la razón.
La fe inteligente usa la razón.
Sabios para Dios es aquel que oye, entiende, acepta y practica su palabra.
Cuando nos aferramos a nuestro conocimiento y capacidad, nos tornamos vulnerables.
Cuando despreciamos el tiempo, el mal se aprovecha ocupando nuestra mente con lo que no se debe.
¿Qué hacer en tiempos malos?
1° Elegir hacer la voluntad de Dios y no la nuestra.
2° Pensar en las cosas espirituales, mandamientos, promesas divinas y morada espiritual. Cuando pensamos en las cosas celestiales, nuestra mente queda protegida, nos hace una persona equilibrada, y así podemos ayudar a otros.
Cuando no pensamos en lo espiritual, nos tornamos en alguien egoísta y estamos atados.
3° Dar a los perdidos la oportunidad de ser evangelizados. Cuando rechazamos la palabra, nos tornamos en necios, en alguien vulnerable e inmaduro. Es una elección, no es sentir, sino elegir.
Evitar andar con necios porque nos tornamos en necios. ¿Qué debemos hacer? Dar testimonio y orar.
Antes de ayudar a otros, debemos ayudarnos a nosotros mismos.
Cuando oímos, entendemos y aceptamos la palabra, nos tornamos en siervos de Dios. Mientras eso no suceda, somos siervos de nosotros mismos.