Hoy sucedió el Todo Nuevo de Dios, en la vida cerca de 2.000 personas que estuvieron presentes, en el Centro de actividades “Roberto de Vicenzo” de la ciudad de Berazategui.
Para ser hijo de Dios, hay que ser ciudadano de su Reino. Serlo es necesario cumplir con sus leyes, su Palabra.
Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A este levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Hechos 10: 37- 43
La Santísima Trinidad se manifestó en el Río Jordan. Separa la vida vieja, de la Vida Nueva.
El arrepentimiento es una decisión que uno toma individualmente y tiene que ser verdadera.
“Año nuevo, vida nueva”, es una frase conocida pero no es necesario esperar al año siguiente. Uno al sepultar la vida vieja, pasa a vivir en Novedad de Vida.
Al recibir el Espíritu Santo, uno pasa a tener Poder para hacer sólo su Voluntad.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Mateo 6:13
La últimas palabras del Padre Nuestro, sellan a un ciudadano del Reino de Dios.
La garantía de una nueva vida es mediante el Bautismo en las aguas, con la entrega de la vida vieja.