“Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”. Ezequiel 36:26
- Dios sabe que solo se puede hacer todo nuevo cuando reconocemos que nuestro interior, tanto el corazón y el espíritu, necesitan ser cambiados por uno nuevo.
- ¿Cómo sería un corazón viejo?
- Soberbio
- Vengativo
- Hipersentimental
- Fingido, hipócrita
- Infiel, adúltero, desleal
- y otras cosas más.
- ¿Cómo sería un espíritu viejo?
- Inconstante
- Egoísta
- Siempre se excusa
- Tímido
- Ansioso
- Miedoso
- Ingrato
- y otras cosas más.
“Pondré dentro de vosotros Mi Espíritu y haré que andéis en Mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente Mis ordenanzas”. Ezequiel 36:27
- Y para que no regresemos a la vieja manera de ser controlados y engañados por el corazón y guiados por el espíritu viejo, Dios sabe que necesitamos de Su Espíritu Santo dentro de nosotros, porque Él es el Único capaz de convencernos y mostrarnos lo que necesitamos cambiar, mejorar, dejar o empezar a hacer.
El Señor Jesús sabe mejor que nosotros, porque cuando Él estuvo aquí, vestido de humanidad, voluntad propia, inclinaciones, deseos y tentado en todo, nos esperanzó cuando, en Juan 14:26, dijo:
“Pero el Consolador, el Espíritu Santo —auxiliador—, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho”. Juan 14:26
- En el exacto momento de la tentación, las oportunidades, las dificultades y las persecuciones, el Espíritu Santo es el Único capaz de hacernos recordar lo que debemos y no debemos pensar, hablar, priorizar, hacer o desear.
- Es Él, y solo con Su guía y auxilio podemos ser y hacer lo que Dios quiere, para que no seamos frustrados.
“Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y seréis Mi pueblo y Yo seré vuestro Dios”. Ezequiel 36:28
- En su matrimonio, familia, barrio, partido, ciudad y provincia, donde era visto y conocido como el violento, el divorciado, el desequilibrado, el sin compromiso, el adicto, el soberbio, el engañador y el ateo, verán lo contrario en usted a partir de hoy.
- Verán que ahora es pacífico, realizado en el amor, próspero, comprometido, responsable, sobrio y sin recaídas, humilde, honesto y FERVOROSO.
- Dios planea y desea ser glorificado en usted; en su cuerpo, en su matrimonio, en su familia, en su economía y en su carácter.
Verifique si esto no es la voluntad de Dios:
“Os libraré de todas vuestras inmundicias; llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no traeré hambre sobre vosotros”. Ezequiel 36:29
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- ¿Se dio cuenta? La felicidad y el éxito empiezan dentro y se refleja en el exterior, como Lo dijo Dios.
- Las inmundicias ya no lo atarán ni lo encarcelarán, y Dios llamará a la prosperidad; ya no habrá hambre, miseria ni humillaciones.
“Y multiplicaré el fruto de los árboles y el producto del campo, para que no recibáis más el oprobio del hambre entre las naciones”. Ezequiel 36:30
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- Prosperará como nunca, lo que no logró hacer o conquistar en décadas, podrá conquistarlo en los nueve meses que faltan para que termine el año; lo que no logró en meses, lo logrará en semanas.
¿Cómo?
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- Dios multiplicará su sueldo, el trabajo, los clientes, las oportunidades, los contratos.
- Pero ATENCIÓN: Eso demandará fidelidad en las Primicias, devolviéndole a Dios lo que a Él Le pertenece, dándole el primer lugar en todo. Y disciplina, siendo un empleado o un patrón ejemplar, dedicado, responsable, profesional y justo.
- Quiero invitarlo a que se arrepienta de lo viejo, a confesar y a abandonar sus errores antiguos; arrancar de su corazón resentimientos y, de espíritu, la mentalidad vieja para que se entregue de verdad y reciba la nueva vida.
- Entréguese y busque al Espíritu Santo ahí donde está, y reciba un nuevo espíritu, un nuevo corazón y ¡una nueva vida!
Obispo Júlio Freitas