El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Salmos 91:1
Dios es un ser omnipotente: es el Único que tiene Poder sobre todo, pero para que Él obre en nuestra vida, es necesario que habite en nuestro interior.
Sus promesas no son para quienes vienen y van, sino para los que permanecen sin importar las circunstancias.
Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Mateo 6:1-4
La religión no tiene nada que ver con la espiritualidad. No podemos practicar una fe religiosa, ya que es emotiva y sensacionalista.
Dios ve y sabe todo. Él conoce nuestra intimidad y espera que seamos sinceros, primero con nosotros mismos, y luego con los demás porque lo que él más odia es la falsedad.
Nuestra felicidad no puede depender del reconocimiento de los demás, los likes y seguidores en redes sociales, ¡esto es muy peligroso.
Quien ama al prójimo lo ayuda con todo lo que puede.
Dios no acepta las sobras ni las limosnas (y no hablamos de dinero). Un diezmista separa las primicias en cada accion, momento, agradece y reconoce a Dios en todo. La ofrenda es algo muy íntimo y personal entre nosotros y Dios. Si lo hacemos de corazón, Él nos va a recompensar.